ZARAGOZA, ZAraGoza

Como cada mañana, la niebla me acompaña en el silencioso despertar. Hoy es mi ultimo día aquí y, como despedida, a las 9.00 escucho el canto de voz aguda. Hace el despertar más agradable.

Hoy me quedan dos colegios de primaria. El primero Juan Pablo Tonet, donde me esperan 1º, 2º y 3º de primaria. El colegio lo están ampliando y, a pesar de hacerse la actividad en el gimnasio, donde el eco junta unas palabras con otras, y ser cerca de los 80 chavales y chavalas, lo pasamos bien. Los cuentos van saliendo de mi bolsa con casi tanta impaciencia como las personas que los escuchan. Muchas ganas de participar y de sorprenderse, por eso se mantiene la atención y la escucha. Acabamos bailando.

Habían preparado un micrófono, pero se creó el ambiente genial para no necesitarlo. A mí me gusta más.

Como todos los días que he estado aquí, bajo a comer al Birosta, un vegetariano delicioso donde también tienen una biblioteca. Allí pruebo por primera vez en mi vida borrajas. Me gustan. Me hago socio de la biblioteca Frida Kahlo y me voy al cole de la tarde.

Hermanos Argensola, en el barrio Montañana. Un colegio de esos que te da aire de bonico al entrar. Tienen una sala que es comedor, gimnasio, salón de actos... Pero me sorprendió el sistema de plegar y desplegar, en un santiamén, las mesas y las sillas. Dos grupos de 50 de los más pequeñines de la escuela vinieron a escuchar las historias que salían deprisa deprisa. Casi nos olvidamos de la foto.

Y, bueno, me marcho de esta ciudad. Una ciudad que conocía un poco ya, pero que cada vez que vengo, me gusta más.

Atrás dejo al Pilar, con su río abierto, la niebla y esa voz que me acompañó en el despertar del día cada mañana.

Gracias Maricuela.

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