.- Una crítica a Cristina Verbena en el Norte de Castilla.
Poco a poco va siendo más usual ver críticas de espctáculos de cuentos en la prensa. Y cuando uno lee una crítica como la que pego a continuación, se pone aún más contento. Besos Cris.

SEGOVIA
El turno de la palabra
Cristina Verbena se decanta por lo onírico en la sesión inicial del Festival de Narradores
El turno de la palabra
Cristina Verbena. / A. DE TORRE
En plena época de festivales, el dedicado en Segovia a la narración oral es mucho más modesto en sus cuentas que la media, menos fastuoso, pero además de colocar a esta ciudad en el mapa de los cuentos para adultos ha logrado generar un público adicto, experto y respetuoso que encandila tanto a la organización como a los invitados.

La octava edición arrancó como siempre: con largas colas a las puertas de la Casa de Andrés Laguna, cuyo patio colgó el cartel de aforo completo casi media hora antes del inicio a pesar del descenso claro de las temperaturas.

Y el primer plato del Festival de Narradores Orales de Segovia fue servido por Cristina Verbena, una maña adoptiva que destila dulzura en su propuesta alterna de historias y canciones, dos géneros que en su exposición juegan juntos, se confunden y comparten fuentes.

El suyo es un espectáculo desnudo, defendido con la palabra desprendida de toda teatralidad. Y con eso se sube Cristina Verbena al escenario, dispuesta a comprobar cada noche aquello de que «quien cuenta su historia, se salva». Ella no contó la suya, sino más bien la de su abuela o, afinando más el tiro, las historias que le gustaba contar y escuchar a su abuela.

Comparte guiños surrealistas con el público cuando relata el principio del mundo y se acerca a la mejor literatura cuando se sumerge en el singularísimo océano de Cortázar, bajo cuyas aguas bucea al lado de cronopios y famas surgidos de la imaginación del escritor.

Apenas asomaron los cuentos tradicionales de diferentes latitudes que Cristina Verbena, nacida en Albacete «aunque ya no se me nota», incorpora en su repertorio y figuran en su curriculo. Más bien sedujo con apelaciones a lo onírico y fantasioso.

Y así, en lugar de seleccionar lo más típico de los hermanos Grimm, regaló una de sus historias más irreverentes con la Virgen María ejerciendo de censora implacable. O con la biografía de una puta cercana a los 80 que se cree próxima a la muerte pero en realidad quien la visita es una nueva vida.

Con sencillez, sin aspavientos, el menú propuesto para la primera jornada se degustó con placer tranquilo, abriendo las puertas a una semana que aportará nuevos acentos, más palabras y viajes diferentes hacia lo conocido desapercibido o hacia lo ignorado inalcanzable.

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