A Olula, la Diputación de Almería ya me había llevado en varias ocasiones. Conocía sus calles marmolizadas, sus canteras, su colegio público, su gasolinera en el centro del municipio... Desconocía la autovía que andan haciendo hasta Baza y el Museo Casa Ibáñez. Por suerte quedé más sorprendido por el segundo que por la primera.  


Esta vez llego a Olula de manos de VER DE OLULA, una asociación de personas con discapacidad que, como cada año desde hace siete, han organizado unas jornadas formativas sobre atención socioeducativa. Y allá que llegué yo, a una sala llena de obras pictóricas de las que se entienden, paralela a una sala donde había una exposición fotográfica sobre un barrio almeriense en los años 70. La sala llena de estudiantes y profesionales de pedagogía, pedagogía, educación, trabajo social, educación social y otras formas de  intervención social, psicología, intervención comunitaria y padres y madres interesados por ampliar las herramientas educativas.


Me planté con mi maleta llena de álbumes ilustrados y una caja, repelados a última hora de mi estantería, en el último repaso antes de salir. Y dos horas y media estuve dale que dale. Hablando de los álbumes, de algunos en especial, de los tipos que hay, de los temas que tratan, y leí El monstruo de Dani Martín, y conté Del otro lado del árbol, de Mandana sadat, y hablamos de El topo que quería saber quién le había hecho en la cabeza, y mostré la belleza de Alicia editada en Kókinos, y destripamos a El gato tragón de Patacrúa, como referente de lo no usual... Y así paseamos por más de treinta álbumes elegidos de los casi setenta que llevé a la charla. Y luego hablamos de los cómo contar y los por qué, y los para qué, y algún cuándo... Y así se nos fueron pasando los minutos hasta juntar los 180 que tenía. Al final, muchas de las personas asistentes se acercaron a mirar, leer, tocar y apuntarse los libros que compartí.


Un lujo. De los grandes. Gracias a Eva, Fran y la asociación al completo, así como a las personas implicadas.


El museo por cierto, digno de acercarse y disfrutarlo despacito. En breve.

2 comentarios:

    On 8/10/09 13:56 Rose dijo...

    Aissss... qué envidia. Qué envidia poder fisgar el contenido de esa maleta, y qué envidia poder escuchar esos 180 minutos.
    ¿Puede ser sana la envidia? Me lo voy a tener que hacer mirar...

     
    On 8/10/09 20:44 pilar dijo...

    Que majos son esos que se dedican a cualquier forma de intervención social, y sobre todo las trabajadoras sociales...jeje(es broma). Me alegro que todo saliera bien.

    Saludos!!

     

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