CONTAR en el CLAN

El Clan Cabaret en Alicante es una sala mítica y de las pocas en la capital alicantina que mantienen un nivel de calidad permanente. Su dueña, Mamen, se desvive con todo por mantener la sala y sus espectáculos en pie. Y lo consigue, cierto es que lo consigue.


El Clan Cabaret fue, junto a la Biblioteca de Elda, uno de los grandes apoyos que tuvimos Pablo Albo y yo a la hora de empezar a contar, allá por el 1994, hace ya quince años. Eso queda, en lo hondo de uno. Desde hace seis años, a finales de año, cuento en esta sala. Seis años se dice pronto, pero seis años son un porrón de días.

¿Y por qué a finales de año? Porque contar en el Clan es toda una celebración, y mi cumpleaños es por esas fechas y me apetecía compartirlo con la sala, con mamen y con el público que allí se reúne para dejarse llevar por las historias. Aquí está la crónica de la sesión del 2006, mira tú.

Este año fue el viernes once, además me coincidía con la cena de FOREM, la de los profes, y las profes, y las capitanas de la oficina. Y de la cena que fue divertida, intensa y acelerada, marchamos al Clan, a ver qué nos contaban. Bueno, qué les contaba. Ellos eran diecisiete, y mi padre, y Ángeles, y Mara, y Sandra, y... gente querida de cerca de Alicante, y de Ibi, y de San Vicente, y... Se llenó. Ver el Clan lleno es toda una responsabilidad. Yerba, además, había hecho su tríptico, como siempre, dedicándomelo a mí, y al tercer Albo, a Toni-Gusi, que también estaba por allí, con alegría.

Allá que fui con mis Cuatro Esquinas. Una sesión con finales agridulces que dejan un sabor de boca especial, con la cara relajada por la risa, pero el alma encogida y sonriente a la vez. Es difícil de explicar, como difícil me resulta contar las tres historias que llenan estos cien minutos que dura la sesión.

Y el Clan se llenó con el Badajo, y el Sasa, y Mari Cruz, y el furgón de la guardia civil que busca mi integración, y Alcalá de Henares, y el penal de Ocaña, y la rotonda, y los Légolas, y el aeropuerto de Milán y Formentera, y abrazos y lloros, y vinos. Y también con Zeta, y los bares y sus costumbres, y el mastín a cuatro patas, y un espejo antiguo, y una noche loca, y los litros de cerveza 'medio, y el calendario del 36, y otra ronda, y alabaré sin palmas, y la calle de a uno, y un terraplén, y una zarza, y el verbo inexistente de efervescer, y el gemido, y un pozo y una lista de nombres y una carta.

Al acabar, en menos de siete minutos la sala quedó vacía, dispuesta a recibir a las personas que llegaban con ganas de marcha, que no es que no supieran, sino que no podían imaginar lo que allí acababa de ocurrir. Mientras, otra cerveza y más abrazos con Mamen. El año que viene...

Ya sé qué contaré el año que viene, pero no lo digo. Ya lo diré.

Mientras, el Clan sigue ofreciéndose cada noche a quien quiera ir y dejarse embeber por él.

Un lujo. Gracias a tod*s l*s que fuisteis. Gracias en especial a las personas de FOREM, que fue un lujo y un punto más de nervios (en manojos de seis euros).

Las fotos son del año pasado y del otro (gracias Fernando), por eso hay menos gente. Un beso ENORME, Mamen.

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