Perita: Damajuana

Es lo que tiene el lenguaje. Ayer fue un día feliz pues se avivó la casa con la visita de una pareja amiga. Manuel Légolas y Beatriz, su compañera hicieron 450 kilómetros de ida y vuelta para echar el día y unas risas. En la foto falta Ángeles, pero también fue engranaje en el disfrutar.


Entre muchos placeres abundantes (comer, beber, pasear (menos)) estaba el de conversar. Conversar es un placer que no solo implica el hablar, sino también el escuchar. Solo el placer se da cuando las dos acciones se interrelacionan de manera más que equitativa, natural. Uno conversa con placer cuando ve que la otra u otras personas participan o no, pero no se quedan con ganas de hablar, sino que cada una,  a su ritmo y con total libertad, va entrelazando sus ideas, opiniones y palabras con las de las demás personas interlocutoras. Y claro, de una conversación que nos llevó desde la mañana hasta bien entrada la tarde, y que paseó por muchos aspectos que nos ofrece la vida, uno siempre obtiene palabras desoídas, olvidadas, empolvadas o desconocidas.

Damajuana, de entrada me pareció nueva para mí, pero no. Aún así, estaba empolvada, olvidada prácticamente y  pensé enseguida... Perita al cántaro de rico almíbar.

Y justo al sentarme a actualizar el blog (allá voy) pensé que tras esa palabra debería haber una historia. Es cierto que internet es grande para buscar información. He encontrado una web que explica escuetamente su origen, pero imagino que detrás, o quizá dentro de las damajuanas, hay una historia más interesante, más intensa, más historia. De momento te dejo con la definición de la r.a.e y con la intención de seguir buscando la historia, o en su defecto, generarla. ¿Te animas?


damajuana.


(Del fr. dame-jeanne).



1. f. Recipiente de vidrio o barro cocido, de cuello corto, a veces protegido por un revestimiento, que sirve para contener líquidos.


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