Hoy es el día de las Bibliotecas. Día de celebración. Celebración de la palabra escrita, de la palabra dicha, celebración del saber, de la cultura, celebración del acceso a los libros, celebración del desarrollo, para toda la persona que quiera, celebración de la literatura, del conocimiento, de la memoria, del arte, de la ciencia, de la historia, del pensamiento, de la filosofía, de las matemáticas, la química, la física, el diseño, la arquitectura, el bricolaje, la mecánica, la electricidad, la fontanería, el desarrollo de aplicaciones y sistemas, la medicina, la familia, la religión, la diversidad, la supervivencia, la ficción, el sexo, la utopía, la imaginación, la imaginación sin límites...: la libertad.

He visto bibliotecas enormes funcionar a la perfección, con equipos de gestión de muchas personas implicadas en su trabajo día a día, preocupadas no solo por ofrecer el mejor de los servicios, sino por mejorarlo día a día y buscar insistentemente los caminos que seducen a nuevos usuarios para recorrerlos sin pereza. 

He visto bibliotecas pequeñas, diminutas, en municipios con menos vecinos que muchas comunidades de vecinos, con equipos de trabajo de tantas personas como a escena suben en mis espectáculos, y sin embargo funcionaban como las bibliotecas enormes.

He visto moverse bibliotecas con el apoyo de su gente, de su pueblo, de su clase política, ubicándolas en parques, participando de sus actividades, haciendo de su "biblio" un verdadero corazón del pueblo desde el que hacer palpitar a la sociedad sintiéndose eso: sociedad.

He visto otras menospreciadas, ignoradas, escondidas en lugares oscuros, convertidas en almacenes de libros. Incluso alguna he visto capitaneada por una persona que lo mismo le daba ser bibliotecario, que estar en la ventanilla de los recursos de multas. Pero estas, de verdad, han sido la excepción.

He recorrido muchas, muchas bibliotecas y es en las bibliotecas donde mi trabajo ha alcanzado mayor desarrollo. 

He visto bibliotecarias, profesionales de la gestión pública, felices por el aparentemente simple hecho de aumentar lectores, préstamos, por recibir novedades, por que a las funciones de narración asistieran a disfrutar cincuenta personas. He visto a más de doscientas personas disfrutar de la palabra dicha en una biblioteca. 

He visto merendar, tomar té, hacerse fotos, reír, cantar, asustarse, dialogar, emocionarse, callar, sentir, sentirse vivo... en las bibliotecas. Y he visto que lo ha podido hacer toda persona que quisiera, porque las bibliotecas son públicas. Y nunca, nunca he visto en biblioteca alguna que se le vetara la entrada a nadie.

Pero esto no gusta a nuestra clase política mayoritaria. Una sociedad que tenga acceso libre a la cultura no les gusta. No sé si les da más miedo por lo de cultura o por lo de libre, pero no les gusta. No les gusta además que un servicio público funcione. Y funcione dando ejemplo de que lo público funciona sin derroche, sin despilfarro, con una gestión envidiable. No les gusta. No les gusta que un número incontrolable de ciudadanos se encuentren en torno a los libros. No sé si les da más miedo por lo del encuentro, o por lo de los libros, pero no les gusta.  

Así que en comidas opulentas y despachos espaciosos y recién amueblados, deciden que no hay dinero para las bibliotecas, para sus libros, para su personal, para sus actividades, para sus locales, para la luz, para el teléfono... Ni un euro para las bibliotecas. Que se ahoguen. Así podrán decir que no funcionan, que no sirven, que nadie va. 

También he visto cerrar bibliotecas con las excusa de reformarlas y seguir, años después cerradas. También he visto bibliotecas donde los enchufes cuelgan, las paredes se desconchan, los anaqueles se comban.
También he visto cómo en Madrid, por ejemplo, han reducido el pago de las funciones de narración hasta la quinta parte. He visto cómo algún compañero ha ofertado su trabajo a la mitad de precio tratando así de sobrevivir. Mal camino. Malos tiempos para el caminar.

Hoy es día de celebración, pero este año, al contrario que todos los anteriores, muchas bibliotecas no tienen ningún acto preparado. Hoy que es un día en el que todos los narradores salíamos a trabajar celebrando, resulta que somos pocos los que trabajamos. 

Pero salimos. Salimos a la calle, porque si no nos dejan celebrar, siempre nos queda reivindicar. A las 19.00  h., por ejemplo, MANO, la asociación madrileña de narradores, ha convocado una manifestación en la Biblioteca Puerta de Toledo; por ejemplo AEDA, la asociación de profesionales de la narración (de la que soy socio fundador), ha hecho público un manifiesto; hoy, en muchos blogs bibliotecarios, se alza la voz en contra de la privatización de este servicio público y del pueblo.

Hoy la perita, mi palabra de cada lunes, era pírrico, en relación a la notica de ETA y nuestra sociedad, en relación al sabor agridulce, en relación al rastro y la leve esperanza... pero qué carajo, hasta que no se quiten las capuchas no hay nada que celebrar.


pírrico1, ca.

(Del gr. Πυρρικόςde Πυρρός, Pirro, rey de Epiro).

1. adj. Dicho de un triunfo o de una victoria: Obtenidos con más daño del vencedor que del vencido.

2. adj. Conseguido con mucho trabajo o por un margen muy pequeño. Triunfo pírrico del Partido Conservador.

3. adj. De poco valor o insuficiente, especialmente en proporción al esfuerzo realizado. Recibieron una cantidad pírrica por su trabajo.


pírrico2, ca.

(Del gr. πυρρίχη).

1. adj. Se dice de una danza practicada en la Grecia antigua, en la cual se imitaba un combate.



Hoy, más que nunca, tenemos que ir a la Biblioteca, para sacar un libro, y disfrutarlo. Leerlo, contarlo, compartirlo, sacarlo de la estantería y pasearlo en casa, en el parque, en la escuela. Esa es nuestra manera de luchar, de reivindicar; a cara descubierta, sin miedo porque es nuestro derecho y nuestro privilegio. Algo que nos quieren quitar.

Hoy hay que leer y releer el discurso de Lorca, sobre todo esa parte que dice:

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Hoy es el día de la Biblioteca. No hace falta decir Pública, porque la biblioteca siempre ha sido así y es así como es.

Feliz día de la biblioteca. Gracias bibliotecarios.

Feliz día, lectores, soñadores, libres.

Feliz semana de otoño.


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