Perita: TORNASOL

Como cada lunes (ñeeee) perita con cuento al canto. Esta semana una palabra con T: Tornasol.

LUCÍA TORNASOL - félix albo

Desde que el magnolio asomó por encima del muro de la casa del cura, su sombra coqueteaba con la plaza del pueblo, fuera de la propiedad eclesiástica.

Años después, el árbol había crecido tanto que su sombra, una tarde cualquiera, acogía con gusto a un pastor que había desparramado su cansancio sobre un poyete encalado. De repente, con ira divina, el cura párroco, despertó a manotazos al pastor y se enzarzaron en una tremenda discusión que fue haciendo aparecer al resto de vecinos formando corro sin atreverse a opinar.

El cura que esa sombra era suya. El pastor que qué decía, que la sombra no era de nadie. El cura que la sombra era del magnolio, y el magnolio era suyo, con lo que la sombra, por transmisión de poderes, era suya también. El pastor que a “monseñor” le había dado un aire divino.. El cura que ese descarriado no podía descansar sobre la sombra sin su consentimiento y menos él que no aparecía por misa. El pastor que no bebiera todo lo que bendecía, y que le dejara tranquilo. Y que no se descansaba sobre la sombra sino en ella. Y que mañana iba a ir con más rebaño.

La discusión se alargó tanto que la sombra siguió su camino muro arriba y ya nadie podría descansar en ella o sobre ella, vete tú a saber.

El caso es que al día siguiente dos fueron los pastores que fueron a descansar. Y otra bronca monumental.

Al parecer, en menos de una semana, el curo mandó quitar el poyete, pero a aquel y otros pastores, labriegos y gente guasona, les parecía un lugar ideal para reunirse al medio día, aunque fuera sentados en el suelo. La sorna y las risas les hacia disfrutar del encuentro y de la bronca.

Desde aquel 1946, es costumbre en el pueblo, echar el mediodía en la tapia de la casa del cura, de otro “monseñor” también mayor, iracundo y rencoroso.

Yo voy. Cuando estoy en el pueblo, estoy deseando que lleguen los medios días para disfrutarlos a la sombra del magnolio hasta que sale el buen hombre asotanado. No es por fastidiar al pobre abuelo.
Yo voy porque va ella: Lucía. Y me encanta sumergirme en la belleza de los juegos del sol con los pliegues de su falda, con las caricias sobre su piel, o en el brillo inmenso de su mirada.

Lucía Tornasol. Así la pienso, mientras la amo en silencio bajo la sombra libre y desacralizada de un magnolio centenario.
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tornasol(De or. inc.).

1. m. girasol (‖ planta compuesta).

2. m. Cambiante, reflejo o viso que hace la luz en algunas telas o en otras cosas muy tersas.

3. m. Quím. Materia colorante azul violácea, de origen vegetal, que sirve de reactivo para reconocer el carácter ácido o básico de una disolución.
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Vaya solazo que campa por las tierras manchegas. Da tanto juego, seduce tanto y provoca tanta vida esa luz que uno no puede sino dejarse llevar y enamorarse, claro. Que soy mediterráneo.
Feliz semana.


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