SALAMANCA, SaLamaNca

Sábado, 28 de Octubre.

Salgo a las 7.00 de la mañana camino de aquella hermosa ciudad. Salamanca me parece preciosa y, junto a Granada y Santiago, creo que nadie puede perdérsela. En ella viví cuando tuve 13 años. Ha llovido desde entonces (por allí más).

El viaje, largo, me regala un amanecer entre una niebla que a la altura de Albacete capital, engulle esta ciudad bajo ese blanco mágico. Una imagen preciosa. ¡Vaya! Me he dejado la cámara.

La niebla me acompaña hasta bien entrada La Mancha. Cuando ésta se disipa (la niebla, no La Mancha), me sorprende un grupo de ¿80? moteros y moteras en una estación de servicio en sentido contrario. Tenían una bombona de butano hinchable del tamaño de un quéseyo, pero enorme.

Madrid nublado, pero de otra niebla. Desde aquí a Salamanca se hace corto. La ciudad te entra por los ojos de golpe. Llego a la hora de comer junto a Ruth y Héctor. Paseo por la ciudad, cafecito tranquilo y a las 19.00, la plaza mayor, donde se ubica la XIV Feria Municipal del Libro Antiguo y de Ocasión. En medio de la preciada plaza un escenario. Abajo 60 sillas y un montón de gente de pie, esperando. Otro montón que va y viene y otro más atendiendo a un intervención teatral que se da con Lorca, la luna y una enamorada.

Media hora más tarde, se encienden las luces y en el enorme escenario sale mi figurita que coloca su maleta en una silla, abre su botella de agua y empieza por lo primero: saludar y ordenar las neuronas, las suyas y las del público.

A lo largo de la hora, el sol se fue acostando y un montón de gente se iba uniendo a escuchar, gesticular, reir y soñar con los cuentos que se iban contando. Dos montones de personas, las que ya estábamos y las que se van quedando.

Al final, entre cas tres montones, despertamos a la abuela como tenemos costumbre en el Mediterráneo y animamos a leer y contar, que no pare.

Fotos con el público (a ver si ha ysuerte y me mandan alguna), besos y agradecimientos espontáneos. Un café con amigos y camino de regreso. El sueño me hizo parar en Las Rozas y, después de descansar, pude disfrutar de un domingo primaveral.

En casa calorcito y buenos alimentos. Las fotos las ha enviado Ruth. Gracias remaja.

0 comentarios:

. . .