ABRACADABRA
1.- m. Voz cabalística que se escribía en once renglones, con una letra menos en cada uno de ellos, de modo que formasen un triángulo, y a la cual se atribuía la propiedad de curar ciertas enfermedades.
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ABRACADABRA.- Félix Albo

Hace ocho meses ya que cambié de compañera de piso. No fue un cambio que elegí, pero al marcharte tú, entenderás que... ¿Por qué una chica? ¿Por qué no? Es silenciosa y un poco desordenada. No es que sea tremendamente divertida, pero a veces hablándole de ti, de nosotros, se nos llena un instante de carcajadas. Tiene unos ojos grandes, y oscuros. Le gusta escuchar, más que hablar y normalmente siempre trae alguna canción en sus bisbiseos. Una cantinela que se me pega y no me quito de encima durante todo el día. Le gusta beber, a veces demasiado. Esas noches, las de borrachera de piso, acabamos abrazados en la cama y más de una, hemos hecho el amor, de manera fugaz y apasionada.

Le gusta pasear en el silencio de las calles mojadas y dormidas, sentarse en la orilla del mar sin más que hacer que acompañar el respirar, pasarse tardes enteras sin hacer nada. Nada. Y mirar fotos. Y leer cartas en voz baja. Y mirar la tele sin ver o estar engullida horas eternas en el sofá. Yo la acompaño.

En el desayuno, en cada uno de los desayunos, acabamos hablando de ti. Quizá sea porque al despertarme es cuando más noto que no estás. También te nombro en la merienda y en muchas cenas. No sé qué tiene esa mesa de cocina. Bueno sí. Y tú también lo sabes. ¿Te acuerdas? ¡Vaya risas!

Es cierto. Dormimos juntos la mayoría de las noches. Sé que no te molesta. Peor. Sé que no te importa. Ojalá. Pero por si sí, no te preocupes. Ella sabe que lo nuestro es totalmente accidental. Llegó al piso y, mira, una cosa lleva a la otra. Pero está segura, lo sabe; en cuanto aparezca alguien que a mí me convenza, que me guste de verdad, se acaba. El problema está ahí. A mí solo me gustas tú. Solo tú.

Cada noche, antes de dormir, echamos un rato abrazados. Algunas reímos, muchas lloramos, hay alguna que no puedo evitarlo y te nombro, mi voz rompe la noche y te nombro. Otras, nos amamos. Después quedamos dormidos.

Me da miedo enamorarme de ella, por su mirada, por los ratos que pasamos juntos que son muchos, si no todos. Porque al final es cómodo vivir así, con alguien que se amolda dispuesta a tus maneras. Y cuando me atemorizo, escribo ABRACADABRA en pirámide para evitarlo. Una tontería de las mías, pero tengo el estudio lleno de pirámides abracadabrísticas. Con mayúsculas, con redondilla, con filigranas, con tonterías, tonterías de las mías. Ya sabes.

A ella tampoco le gusta, pero no dice nada. Se sienta a mi lado, me toma la mano y me mira con esos ojos infinitos. 

¿Que cómo se llama? Soledad. Mi compañera de piso se llama Soledad.

Te sigo esperando. Lo sabes. Y ella tardaría bien poco en hacer las maletas y marchar a ocupar otro hueco que no sea este que tú me has dejado.

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Comienza la primavera con una nueva vuelta al abecedario. Arrancamos con la A, la primera. Con una palabra cuya definición me sorprendió y probé a escribir esa palabra mágica siguiendo las instrucciones del diccionario. No me sentí mejor pero pensé en un mal malo.

El cuento es el resto de tarde.

Feliz semana. Feliz primavera.

Abrazos a capazos.

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