¿Y hoy?
Hoy a MUNERA, muy cerquita de Albacete, y de Ossa de Montiel, y de La Roda. Y de Villarrobledo y Tomelloso si me apuras.
A las 22.30 h. LAS CUATRO ESQUINAS,con entrada gratuita.
¿No has visto este espectáculo para adultos?
¿Te vienes? ¿Conoces a alguien de cerca de por allí?
Pages
▼
28 dic 2013
23 dic 2013
#lunesdeperita: LEGUA
LEGUA
Del celtolat. LEUGA
1. Medida itineraria, variable según los países o regiones, definida por el camino que regularmente se anda en una hora, y que en el antiguo sistema español equivale a 5572,7 m.
Del celtolat. LEUGA
1. Medida itineraria, variable según los países o regiones, definida por el camino que regularmente se anda en una hora, y que en el antiguo sistema español equivale a 5572,7 m.
__________________________________________
Era capaz de dominar sus sueños. La habilidad la fue adquiriendo con los años. Desde muy pequeño recordaba que camino del colegio, su padre le preguntaba por el sueño de cada noche. Le insistía mucho de manera que él se esforzaba por recordarlo. A veces, incluso soñando prestaba atención para tener qué responder ante la curiosidad de su padre, quien también compartía con él los suyos.
Esta noche te buscaré -le dijo en alguna ocasión. Y a la mañana siguiente celebraron haber vivido un trozo de sueño juntos.
Había días en los que la mañana le despertaba en mitad de un sueño.
Eso no puede ser -le decía su padre con cierto agravio- ¿Ahora qué van a hacer las personas que has soñado? Los sueños son para terminarlos. Tienes que prestar atención y despedirte, o por lo menos terminarlo a la noche siguiente.
Y eso, también aprendió a hacerlo. Lo normal era que terminara el sueño cada noche de manera que se convertían en una historia que contar. Pero también era capaz de alargar el sueño dos, tres o incluso más noches con los intermedios del día.
La temática era de lo más variopinta: sueños llenos de aventuras, misterios, rebosantes de erotismo, de auténtico terror, acción o placer. La mayoría de paisajes hermosos y exuberantes. Había noches en las que se dedicaba a caminar leguas y leguas y despertar realmente agotado. Aunque siempre él aparecía en sus sueños, no siempre era el protagonista. A veces era un simple colaborador, o incluso mero observador.
Un buen día, aunque mejor diríamos una buena noche, tuvo un sueño, en principio precioso. Estaba en un país de habla extranjera. En la noche le había dado tiempo a conocer tres o cuatro palabras en aquel idioma. Era un país desarrollado, como europeo. A mitad del sueño y según fue acercándose a la gente notó cierta tensión y se percató de la mucha presencia militar que había en las calles. Recuerda que estaba en una cola de muchas personas frente a una tienda de comidas. Estuvo un buen rato observando cómo el ambiente estaba denso. Al salir con un par de bollos en una bolsa hubo una explosión que le hizo estremecerse y quedar parado. Gritos, carreras y en medio del caos humeante, una niña, de apenas tres o cuatro años, llorando y sola. La cogió en brazos, miró a su alrededor donde nadie parecía verles. De repente se comenzaron a escuchar disparos, fuego cruzado, y sin saber muy bien qué hacer, echó a correr en dirección al hotel, pero las calles andaban con más gritos y personas armadas, uniformadas y civiles. Tuvo que callejear y salirse del camino que conocía. Al momento, notó que el día, su día, comenzaba. Se metió en el portal de un edificio y allí en un armarito trastero que había bajo una escalera metió a la niña.
¡Shhhhhht! -le dijo poniéndose el dedo sobre sus labios- Vuelvo en un rato. No te muevas de aquí.
Y le dio la bolsa con los bollos y le recolocó un mechón de su cabello rubio tras la oreja a la niña que le miraba con los ojos inmensos. Le dio un beso, salió del edificio y despertó.
Ese día estuvo inquieto y nervioso. Por la noche apenas cenó y se dispuso a dormir.
La ciudad estaba patas arriba. Cadáveres en las calles, trincheras de neumáticos y sacos de tierra y tanquetas. Carreras, miradas de miedo. Por fin encontró el portal, y el armarito. En él, la bolsa de bollos vacía, pero ni rastro de la niña.
Pasó las siete siguientes noches buscándola. Se levantaba exausto y abatido. En sus trasiegos se encontraba con las atrocidades siempre salvajes que siempre siempre provoca una guerra. Cualquiera.
Ciérralo, termínalo -le dijo severo su padre por teléfono cuando le contó qué le pasaba-.
¿Y la niña? -le increpó- Tú siempre me has dicho, desde que era pequeño que...
Olvídala -le cortó- Se te está yendo de las manos, ¿no te das cuenta? Debes cerrarlo hijo.
Esa noche bajó persianas, apagó móvil y despertador, desconectó el timbre de casa y se adentró en el sueño a buscar a la niña.
Hace dos meses de eso. Ahora, entubado en un hospital, con las constantes vitales estables, aún no ha despertado.
Hoy. Esta noche. Su padre, ha decidido ir a buscarlos.
Se lo dice a su mujer mientras la abraza y lloran.
Él sabe que a veces, los sueños traspasan esa línea mágica.
Solo requieren de esfuerzo y tenacidad.
Solo requieren de férrea voluntad y sincero deseo.
Solo requieren de una confianza, una entrega que muchos pierden al olvidar la mirada de la infancia.
Solo requieren de algo de tiempo. Una mezcla delicada de astucia y paciencia.
Él lo sabe y por eso sabe que mañana vendrá con su hijo y esa niñita preciosa.
Él lo sabe. Y será la segunda vez que vuelva de sus sueños con su niño. La segunda.
Él lo sabe.
____________________________________
Feliz esta época en la que todo el mundo inevitablemente sueña con un mañana mejor. En nuestros días, con un mañana mucho mejor. Trabajo, salud, amor, dinero, felicidad, tranquilidad, estabilidad, claridad, serenidad... Cada uno soñamos con aquello que echamos de menos, que nos hace falta, que creemos que hará que nos vaya mejor.
Muchas personas saben, están convencidas de que los deseos son solo eso, una idea abstracta e intangible. Una nube con forma de algo concreto que el viento se llevará y probablemente más allá se deshaga en lluvias.
Otras, muchas menos, los tomarán como metas, como objetivos de cada uno de sus días y pondrán todo su empeño en lograrlos, o por lo menos en perseguirlos.
Así lo hace el almendro cada invierno. Queda sin vida, despojado de flores, hojas y cantos de pájaro. Tiene que buscar fuerzas desde lo más profundo de sus entrañas, para rebrotar y que le reviente la belleza y la vida en forma de flores. Y a partir de ahí ya vendrá todo lo demás.
Fe de niño. Astucia, constancia, esfuerzo y paciencia.
Feliz invierno.
Feliz letargo.
Felices sueños.
Feliz camino.
Abrazos a capazos.
19 dic 2013
#lunesdeperita: KIRIE
KIRIE
procedente del griego, "Señor"
1. m. Invocación que se hace a Dios, al principio de la misa, tras el introito. U. m. en pl.
echar los kiries
1. loc. verb. coloq. And. vomitar.
llorar los kiries
1. loc. verb. coloq. llorar mucho.
procedente del griego, "Señor"
1. m. Invocación que se hace a Dios, al principio de la misa, tras el introito. U. m. en pl.
echar los kiries
1. loc. verb. coloq. And. vomitar.
llorar los kiries
1. loc. verb. coloq. llorar mucho.
__________________________________________
YALDA.- Félix Albo
En el salón se ha retirado la mesa, se ha desplegado la alfombra y sobre ella se han dispuesto tantos cojines como personas se esperan. Se han colocado de manera que una vez sentados todos tengan algo sobre lo que reposar la espalda, bien sea pared o mueble. En el centro una bandeja contiene desgranadas granadas, pistachos, dátiles y pasteles de miel y almendras que rodean a un enorme cirio blanco sin encender.
El 21 de diciembre es la noche más larga del año y cuando ya estamos todos sentados en los cojines, mi abuela apaga la luz y con ella cualquier ruido. A mí me encanta ese silencio en completa oscuridad que se mantiene apenas unos segundos pero es tenso y hermoso. Escuchamos rasgar el fósforo contra la lija y la llama que ilumina la mano de mi abuelo prende la mecha del velón y regala una luz suave y frágil a la estancia. Mi abuelo, con el rostro iluminado, sopla la cerilla y canta. Es un kirie antiguo, que viene de cuando los humanos sentían respeto y devoción por lo natural. De cuando se adoraba al sol, que no tenía nombre de dios porque no le hacía falta. Tan antiguo que ni mi abuelo sabe muy bien qué significa, aunque todos sentimos que el canto calma el alma.
Cuando acaba, nos explica, año tras año, que es en esa noche cuando el sol, tras la colosal batalla que lleva perdiendo contra la luz meses, comienza su descanso de tres días. La noche, a partir del 21, ya no le come ni un solo instante. El sol resiste con fuerza durante el día y descansa al acostarse. Y es en la del 24, esa a la que los cristianos llaman nochebuena y celebran al día siguiente celebran el nacimiento del hijo de su dios, en la que el sol toma aliento y amanece con una fuerza feroz ganando, bocado a bocado, espacio a la negra oscuridad y recuperar así su victoria y con ella, devolver a la tierra la esperanza de un buen año fuera de peligros y lleno de abundantes cosechas.
Tras estas palabras, mucho mejor dichas, mi abuelo vuelve a cantar el kirie y después toma un pastel y llevándoselo a la boca se retira de la luz. A partir de ese momento cada uno de los presentes se acerca de manera que su rostro quede iluminado, y nos cuenta, nos contamos una historia antes de tomar algo para comer o beber.
Así se llena la noche de historias que escuchamos gozosos pues cuando alguien cuenta un cuento cuenta un trozo de sí.
Así acompañamos al sol en su letargo, apoyándole pues nosotros somos los más beneficiados de su luz.
Así esperamos ansiosos que la nieve empape la tierra para que las flores revienten de belleza el momento del amor.
Así hacemos cada año
Así celebramos la fiesta de la palabra, de la luz y de la esperanza.
Así nos sentimos juntos y uno.
Así seguiremos haciéndolo, como se viene haciendo.
Este trabajo mío de viento y camino, que ya de por sí es un regalo, posee el privilegio de que en ocasiones se te acerquen personas y te cuenten desde su emoción, aquello que has provocado al colar tu voz en sus adentros.
Esta historia me la contó un hombre. Desconozco su nombre, solo recuerdo sus manos ágiles, su hablar pausado y unos ojos inmensos. Recuerdo que se acercó a mí tras escuchar alguno de mis ratos de cuentos y me contó lo que os acabo de contar.
¿Sabes? -me dijo- en el momento en el que la religión, cualquier religión, nos aleja de aquello que envuelve la vida, nos aparta la mirada de la tierra que labramos y de los cielos que nos cubren, nos está alejando de nosotros mismos hasta perdernos por completo.
Y se marchó dándome las gracias.
__________________________________________
La noche del próximo 21, esa y las tres siguientes, el sol descansará, como lo hace desde que la tierra le ronda.
Ojalá este año tome fuerzas porque el mundo, este mundo que hemos hecho, necesita buenas y abundantes cosechas para todos. Para todos.
Feliz invierno.
Feliz luz.
Abrazos a capazos.
18 dic 2013
Más agenda de diciembre, la buena, y avance de enero
|
| |||||||||||||||||||||||
| |||||||||||||||||||||||
15 dic 2013
¿Y hoy? ALMERÍA y cuentito por la radio (online)
¿Y hoy?
Hoy, como cada domingo, a las 12.30 h. puedes escuchar la perita de esta semana en la radio si vives en Murcia y online si vives fuera de la provincia pinchando en este enlace y seleccionando Murcia (en la primera opción) y RadioMurcia (en la segunda).
Y también:
ALMERÍA
dom. 15 SERÓN
16.30 h. CUENTOS DE BOLSILLO (ad.) Clausura de la Muestra de Teatro del Valle del Amanzora. En la CASA DE CULTURA.
Buen domingo.
Hoy, como cada domingo, a las 12.30 h. puedes escuchar la perita de esta semana en la radio si vives en Murcia y online si vives fuera de la provincia pinchando en este enlace y seleccionando Murcia (en la primera opción) y RadioMurcia (en la segunda).
Y también:
ALMERÍA
dom. 15 SERÓN
16.30 h. CUENTOS DE BOLSILLO (ad.) Clausura de la Muestra de Teatro del Valle del Amanzora. En la CASA DE CULTURA.
Buen domingo.
13 dic 2013
¿Y hoy? FUENLABRADA -Madrid-
MADRID
vie. 13 FUENLABRADA
18.00 h. MONSTRUYENDO (fam.) BIBLIOTECA PÚBLICA Tomás y Valiente, c/ Leganés 51.
vie. 13 FUENLABRADA
18.00 h. MONSTRUYENDO (fam.) BIBLIOTECA PÚBLICA Tomás y Valiente, c/ Leganés 51.
Para público familiar. ¿Vienes?
12 dic 2013
Hoy jueves... en ALICANTE
Esta tarde, a las 19.00 horas, en Alicante, en el barrio de San Gabriel, justo en la calle que separa al barrio de la urbanización El Palmeral, en un espacio de Atención Temprana llamado MONDALUA, compartiré una charla sobre libros, contar en casa y presentaré el PIPIRIPAO, con la intención de arrancar en enero.
Si te apetece pasar...
Si quieres saber más de esta actividad que puedo llevar donde tú estés junto a 7 u 11 personas más, pásate por este enlace o pregunta en pipiripao@bibliotecadeloselefantes.com
Si te apetece pasar...
Si quieres saber más de esta actividad que puedo llevar donde tú estés junto a 7 u 11 personas más, pásate por este enlace o pregunta en pipiripao@bibliotecadeloselefantes.com
11 dic 2013
AGENDA DE DICIEMBRE
|
10 dic 2013
#lunesdeperita JIPIAR
JIPIAR (de la onomat. jip, jip, del gemido)
1. intr. Hipar, gemir, gimotear.
2. intr. Cantar con voz semejante a un gemido.
_____________________________
1. intr. Hipar, gemir, gimotear.
2. intr. Cantar con voz semejante a un gemido.
_____________________________
UN CAFÉ. - Félix Albo
Entró a la cafetería con una bolsa de viaje. Una bolsa grande y a simple vista pesada.
Esperó a que hubiera sitio en la barra mientras perdía la mirada entre las vitrinas del mostrador, los estantes de las bebidas y las lámparas del local. Parecía mirar sin ver.
Se sentó con algo de torpeza en el taburete que acaba de dejar libre y caliente un señor con sombrero.
- Un café, por favor.
- ¿Sólo? -le preguntó el camarero.
Rompió a llorar. El camarero se dio cuenta al dejarle la taza con el plato y el azucarillo delante de su nariz húmeda de lágrimas.
Cogió la cucharilla y comenzó a removerla dentro de la taza mientras apoyaba su barbilla sobre su mano que hacía de capitel de su columna-brazo sobre la base-codo asentado en la barra. Gimoteaba mientras alguna lágrima caía dentro de la taza. Y así estuvo hasta que el camarero le interrumpió:
- Se le habrá enfriado.
- Póngame otro, por favor -le dijo sin mirar.
Sobre el segundo repitió la misma operación. La cucharilla parecía bailar por sí misma dentro de la taza, moviendo regularmente el café que según pasaba el tiempo dejaba de estar humeante.
- Otro más.
Y luego un cuarto.
Más de tres horas después, según caía la tarde, pidió la cuenta. Miró sus cafés y sonrió.
Cuatro cafés puestos en fila, fríos, sin probar ninguno, pero removidos con el mismo movimiento acuático de su muñeca, rítmico, constante, frágil, taciturno, con aplomo y triste.
El camarero fue a recogerlos a la vez que le dio el cambio. Miró los cafés y se quedó sorprendido al ver que en la espuma, en la crema de cada uno de ellos, había dibujado un corazón. Eran prácticamente iguales.
- Póker de corazones -le dijo sonriente y elevando la voz-. Hoy es su día de suerte.
- Vaya usted a saber de qué tipo de suerte hablamos -le respondió saliendo por la puerta-, vaya usted a saber.
_______________________________________________
A veces la historia queda dentro de la propia historia. ¡Quién sabe!.
Feliz semana. Abrazos a capazos.
2 dic 2013
#lunesdeperita INSUAVE
INSUAVE (Del latín insuāvis)
1. adj. p. us. Desapacible a los sentidos, o que causa sensación áspera y desagradable.
_____________________________________________
Qué
sé yo si será la bruma del otoño, o los vientos que soplan fríos
del norte, o quizá el tiempo que paso en la noche pegadito al
crepitar del fuego donde la madera que no arde y sujeta la cumbre de
la casa también cruje,
Qué sé yo, pero a veces me rondan historias
inquietantes que luego no dejan sitio al sueño que tiene ganas de
acomodarse en mí pero no encuentra dónde.
Qué
sé yo, pero el cuento de esta semana es como sigue.
SE VENDE.
-félix albo-
No
debe ser agradable levantar una tabla del suelo de tu casa y
encontrar un brazo, un brazo pequeño en perfecto estado de
conservación. Completo, rígido en su codo; con su manita al final;
con sus cinco dedos en los que aún se identifican sin esfuerzo sus
pequeñas uñas.
Mucho
menos agradable debe ser, comenzar a levantar el resto de las tablas
del suelo del salón y encontrarse más brazos, y piernas, derechas e
izquierdas, y también torsos desnudos, todos de pequeño tamaño,
como de hombre diminuto, enano o niño.
El
asombro tiene que ser aún mayor al encontrar más de veinte
cabezas proporcionadas al resto, estas sí, sin ojos, algunas sin
nariz ni orejas, pero con una rígida mueca en el rostro que muestran
sin tregua una emoción concreta: algunas son tiernas, otras provocan
pavor y un par de ellas, aunque parezca asombroso, una sonrisa.
Peor
aún es encontrarse en un rincón del bajo fondo de la antigua tarima
de haya, una caja cerrada con un candado también pequeño. Al
abrirla sin dificultad, la caja se muestra llena de ojos. Ojos tan
pequeños como expresivos. Ojos que encajan a la perfección en los
agujeros que poseen las cabezas.
Con
tiempo, el padre y el hijo se pasan la mañana tratando de componer
aquellos cuerpos silenciosamente. Estos brazos en aquel torso con
aquella pierna de allí y aquella otra. Y aquel otro con aquella
cabeza.
Al
medio día, en otro rincón que quedaba tapado por el montón de
tablas, encuentran un saco de arpillera llena de pelo. Mechones de
pelo rubio sol, negro noche, o gris silencio. Y también una pequeña
maleta de cartón sin cierre, llena de ropa.
Por
la tarde tienen terminados dieciséis cuerpos y les quedan trabajo y
trozos como para cuatro más. Los han encajado y vestido. Les han
puesto el pelo y, como han podido, los ojos. Los han colocado
tumbados, boca arriba, sobre las tablas recolocadas de la tarima, en
el centro del desordenado salón.
La
escena en dantesca, tanto, que la madre, al entrar ya en el atardecer
del día, no puede evitar dar un grito de espanto. Y es que están tan bien hechos, que a simple vista no parecen ser de madera.
Suerte que el padre ya sabía que el primer dueño de aquella antigua casa
fue un famoso titiritero y por eso, desde el principio, le pareció
un juego trepidante para disfrutar con el niño.
Antes
de cenar, entre los tres, ya están repartiendo los veinte
cuerpecitos correctamente vestidos por la casa en la que llevan
viviendo cinco años.
Lo
que no sabían, ni el padre, ni la madre, ni el niño, es que
aquellos títeres, ahora que estaban completos, solo necesitaban de
la oscuridad y el silencio para recobrar la vida.
Aquella
fue la séptima familia en cien años, de la que no se volvió a
saber nunca más.
__________________________
¿Ves? ¿Crees que es como para preocuparme?
La semana pasada, el #lunesdeperita se compartió 21 veces en facebook. A ver si esta corremos esa suerte.
Feliz semana.
Abrazos a capazos.