Pertia: VISAJE


Estamos en agosto. Tiempo de mirarnos, de detenernos en cada uno de los pliegues, de los ademanes, de los sutiles movimientos, de las sensuales señales de quien amamos.

Estamos en agosto. Tiempo de silencio repleto, de apagar las palabras y comenzar a buscar otros lenguajes: las manos, los roces, la excitante respiración del uno sobre la espalda del otro, el soplido fresco sobre el pecho, sobre la corva, por entre los dedos de los pies, desde el pliegue del omóplato hasta los adentros íntimos de las ingles.

Estamos en agosto. Tiempo de guardar las voces y replegar las sábanas y los resquicios hasta más abajo de los pies, para conversar con el mordisco, con la risa en los toboganes del pabellón auditivo, con el oleaje espasmódico de los cuerpos (marejada, marejadilla), con la contemplación mágica del ser a y con quien amamos, el delicado y pasional estudio de sus visajes y todas sus comisuras, con deleite de la caricia expresiva con quien caminamos, con la entrega entrega de quien soñamos.

Estamos en agosto. Tiempo de amarnos, tanto como en septiembre, o enero, o luna menguante, o tiempo de crisis, o vacas que pastan el mundo entero y perros que sueñan con cántaros de leche fresca.

Estamos en agosto. Feliz verano. Feliz roce. Feliz todo, juntos, con quien amamos.
Feliz amado. Feliz amada.

visaje.

(Del lat. visar, mirada, apariencia, aspecto).

1. m. gesto (‖ expresión del rostro).

2. m. gesto (‖ movimiento anormal del rostro por vicio o enfermedad).



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El verano es un momento genial para los cuentos. 
Los cuentos contados, los leídos, los soñados.
Nos ofrece la propia dinámica veraniega, un sinfín de momentos idóneos para que el cuento arranque, exista, viva.

Noches enteras sentados en familia, en grupo; a la fresca. Viajes larguísimos, en coche, tren, avión y barco. Paseos en bicicleta o a pie, para buscar la sombra de un árbol, quién sabe si salpicado de flores. Océanos de trigo, orillas saladas, noches y lunas, abrazos de arena...

Quien no encuentre el momento para contar, leer, compartir un cuento en este verano es, desde luego,como el que busca setas sin verlas y las anda pisando.

En la Biblioteca de los Elefantes andamos de reformas. Reestructurando, recalculando, releyendo, redisfrutando. Nuestra intención es seguir seduciendo a la lectura de los grandes libros que componen nuestra cuidada selección. Una selección a la que puedes acceder ya desde el blog, por nuestra propuesta de edades y editoriales.

Creemos que en el esfuerzo en esa selección y en la cuidada presentación de los textos que os ofrecemos radica el éxito de la Biblioteca. Las casi doscientas cincuenta personas que siguen el blog. Las casi mil seiscientas del facebook. Los muchos correos que recibimos con, lo que más, consultas, información y sugerencias de escuelas, de padres y madres, de abuelas, de profesionales de la educación, de la intervención social, de la animación, incluso de la narración, nos hace estar orgullosos de nuestro esfuerzo.

Llega el verano y pretendemos mejorar. Mantener la constancia rítmica (sobre todo) de un título, un buen libro semanal, realizar propuestas concretas, ofrecer un ágil método de adquisición de los libros desde nuestra tienda virtual, ahora de inventario, atender a vuestros correos, componer lotes de trabajo y goce lector, atender, proponer y, como siempre: leer, soñar, jugar, crecer.

Por eso vamos a dedicar todo este mes de agosto al trabajo interno. Pero no queremos dejar de animar a que en verano compartáis las lecturas, con vuestras personas cercanas. A que llevéis los cuentos en los libros, los hagáis vuestros con la imaginación y los compartáis con vuestra gente con la palabra. El verano es genial para establecer nuevas dinámicas en nuestros círculos de amistades y familiares. ¿Por qué no comenzar a dedicar un día a la semana a contarnos cuentos en casa, a compartir un trozo de lectura en voz alta? ¿Por qué no establecer una cena literaria con nuestra amigos donde cada uno  traiga algo para cenar, un plato vinculado a un libro y disfrutar de las delicias gastronómicas y literarias? ¿Por qué no disfrutar de lo que podamos aportar en torno a los libros, la reflexión sobre qué nos provoca la lectura, la interacción que produce el comunicar?

Una sociedad que lee es una sociedad con muchas más posibilidades de ser libre. Una sociedad que sueña, es una sociedad capaz de dibujar el futuro que quiere. Una sociedad que habla, que cuenta, que escucha, es una sociedad que comprende, que crece, que quiere. Hoy en día nos cierran bibliotecas, escuelas, actividades que rodean, potencian y favorecen la lectura, el pensamiento, la comunicación de palabra, el disfrute del grupo, la sonrisa, el sueño, la fuerza de la imaginación. Permanecer activos en este ámbito es una manera más de rechazar el boicot al desarrollo del pensamiento, de la libertad emocional. Leer, escribir, contar, escuchar, soñar, poniendo todo nuestro yo en ello es otra manera de mantenerse vivos y tener más razones aún de sonreír y sentirse plenos.

Nos vemos el uno de septiembre y nos contamos, ¿sí?. 

Gracias. Muchas gracias y abrazos como páginas; repletos.


Biblioteca de los Elefantes.
Félix Albo

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