ARREBATO

Después de discutir salió a la puerta de casa.

¿Dormir? Cómo iba a poder dormir. Se dedicó a recoger una a una las estrellas, para pasar la noche a oscuras y en soledad.

Al alba colgó un Te quiero en cada una de ellas y salpicó la inmensidad de lucecillas vivas de aquí al infinito.

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