MEMENTO MORI
30 oct 2010
Por algún lado tengo que empezar así que lo haré por lo que más nerviosito me ha puesto esta seamana, aunque vaya semanita.
MEMENTO MORI es el nombre de mi última sesión. La estrené en Cuenca el mayo pasado y gustó. El pasado jueves también la conté en el Teatro Principal de Monóvar ante cerca de doscientas personas y gustó también. Me han llegado mailes de felicitación, que aún no he tenido ni tiempo de contestar (disculpas por ello).
La verdad es que fue un lujo contar en el teatro ante un público como el de Monóvar. Se lo debo a Alicia, su bibliotecaria.
Cada día me gusta más contar historias para público adulto. Crear silencios, buscar lo caótico de nuestro cotidiano, agradecer el lado divertido del caos, aprovechar aquello que nos une para hacerlo más evidente y así sentirnos uno.
En las sesiones de adultos se sintoniza a nivel emocional más que a otro nivel. Sin darnos cuenta vamos uniendo nuestros sentires con los de la persona de al lado, por poco que lo conozcamos, y reímos a la vez y cuando andamos tratando de que no se nos note un respirar entrecortado o el vértigo que nos produce algún abismo al que nos ha llevado la historia, nos damos cuenta de que la persona que antes reía está anudada por la misma cuerda que une ambos estómagos, que recorre el patio anudándonos a todos para luego liberarnos a la vez.
En esta sesión además, por lo que trata, por cómo lo trata, provoca quizá más sentimiento de grupo, porque las ganas de vivir son comunes y están por encima del instinto de supervivencia.
Tres historias dan cuerpo a Memento Mori. Todo empieza cuando llego a un tanatorio y se va la luz. La oscuridad, la tensión y lo vivido me hace pasear la voz eligiendo las palabras que dan forma a cada historia. Las tres, sin duda, son historias de amor, con toda su diversidad. Y en las tres la muerte aparece de distinta manera. En la primera a un lado, en la segunda baila con ella, en la tercera nos da de lleno.
Tres historias que nos llevan, que nos traen, a momentos vividos, a recuerdos, a seres que ya no están. Claro, de la mano del delirio, de lo absurdo, de lo kafkiano, de lo lógico...
Tres historias que han macerado, desde lo vivido en una de ellas mucho, en las otras también, desde lo pensado, deseado, temido, soñado. Tres historias que me han acompañado en estos dos últimos años desde que fueron una idea hasta que fueron tomando el cuerpo que ahora comienza a crecer sin fin, proceso por el que pasan pro suerte, todas mis historias.
En fin, MEMENTO MORI, descansará ahora hasta el año que viene, hasta la siguiente temporada, mientras seguimos trabajando, puliendo, reflexionando y, cómo no, creando: para eso hemos venido.
Gracias a las personas que me acompañaron en Cuenca (que me pongo de los nervios)
Gracias a las personas que me acompañaron en Monóvar (que también).
Contar en el teatro requiere de otro lenguaje, una adaptación mínima para aprovechar las puertas que el espacio escénico posee pro naturaleza. Así que me voy animando y en esta ocasión a las palabras les acompañaban de fondo una escenografía con luz que se apagaba y una maleta llena de zapatos usados, marcados por los pies vivos de alguien, por sus andares. También hubo luces. Un diseño con catorce escenas que susurraban a mis palabras un contexto más limitado, más matizado. El trabajo de diseño lo hizo todo un profesional y amigo de varias cuerdas: Ciru cerdeiriña (va por usted, mestre)
A toda persona que entraba le esperaba un "flyer" que es la octavilla, el folleto de toda la vida, pero ahora lo llaman así porque parece más moderno. Cristina Temprano hizo la ilustración de la portada del libro, que es el cartel y el marcapáginas. Un lujo. Le falta la parte de atrás pero esa ya tienes que venir a ver la sesión para concocerla.
Entre el público gente querida, muy querida y también única, como mi niño que decidió dormir para no escuchar el ronroneo de la muerte, y su madre, asesora de escena, vestuario y dirección. Todo un equipazo, vamos.
Y poco más. Salí del teatro más grande de lo que llegué (y este año ando creciendo a espuertas) así que, para qué más.
El año que viene será el año de Memento, y de Las cuatro esquinas, y de Zafa, y de Fuego y poco a poco yayerías irá apagando su voz. Mi cabeza no da para tanto.
Por suerte de memento ya salió el libro, que se forzó la máquina para que llegara al Teatro y llegó, de gala. catorce historias, que bailan con el son rítmico de la respiración profunda de la muerte. catorce historias para leer despacito.
Ya sabes, si tienes problemas para encontrarlo, yo te lo mando.
Y, embarco ya, (con tres horas de retraso) para Argel, sin maleta de ropa, que alguien de Iberia decidió que se quedara en Alicante, con una maleta que pesa 13 kg. de libros y exceso de peso en la ilusión y las ganas.
Ya os contaré desde allí si puedo, y si no al volver, del Bubisher y lo que me he ido dejando.
¡Salud!