CREVILLENTE, Alicante
5 nov 2006
TRUEQUE DE COLORES Domingo 5 de noviembre
Esta nota en mi cuaderno no es propiamente profesional. Pero como voy contando los actos en los que voy disfrutando, éste, aunque no tiene que ver directamente con los cuentos, me hace disfrutar mucho. Por eso lo comparto.
Este es el quinto año en el que Ángeles y yo (con ayuda de Xelo, Marisa, Ferrán, Pili, Brut y Pau, en este año) montamos el trueque en las CASASDECOLORES. Nos encanta.
El año pasado fuimos cerca de 240 personas. Este esperábamos bastantes menos porque llovía. Llovía desde hace dos días, y eso aquí no es muy normal. Cenita tranquila con las peronas nombradas, jueguecitos y a dormir la noche anterior. Amanece muuuuuy nublado y ya es domingo.
Desde las once, conforme va llegando la gente se van yendo, despacito, las nubes. Fuímos, poco a poco, montando nuestros puestecitos. La música sonaba y goteban los coches llenos de gente. A las 12.00 comenzamos a almorzar (al trueque se trae, a parte de las cosas para cambiar, comida y bebida para poner en común) y a las 12.30, después de unas carreritas, comienza el trueque.
En los puestos hay de todo: ropa, discos, móviles, cargadores, polaroids, juegos, gorros, libros, vinilos, zapatos, bolsos, pendientes, peluches, collares, más libros, más juguetes, un columpio, carteles, postales, pelotas, plantas, un perchero lleno de ropa, el casco de una moto...
Se va oyendo ¡TRUEQUE! y eso te alegra. Y encuentras algo que te gusta y buscas a la persona del puesto y te la llevas al tuyo, que mire, que busque algo que le guste por aquello y si hay acuerdo: ¡TRUEQUE! y otra vez y más ¡TRUEQUE! Y así hasta las 15.00.
A comer. La barra se llena de manjares: champiñones rellenos, tabulé, paella de verduras, lentejas, quiché de jamón y queso, queso, tortillas diversas, cocas, pizzas... y seguro que me dejo algo que seguro probé. Los postres: flanes, bizcochos de chocolate y sin chocolate, raviolis de chocolate... Después sobremesa rematando el cambio entre puestos y comenzando a recoger. Las nubes amenazan.
Abrazos, saludos y gratitudes. Al final, con lo de la lluvia y demás, fuímos cerca de 80, y lo mejor es que nos dió tiempo a cambiar con casi todo el mundo. Y para cambiar hay que hablar, y eso es bueno.
Todo queda recogido y las nubes se despejan para dejar ver una luna preciosa.
Pau, mi chiquitín, se lo ha pasado genial. Su madre y yo, también.
En febrero nos vemos en la CALABASSA con el trueque de primavera.
Abrazos.
Esta nota en mi cuaderno no es propiamente profesional. Pero como voy contando los actos en los que voy disfrutando, éste, aunque no tiene que ver directamente con los cuentos, me hace disfrutar mucho. Por eso lo comparto.
Este es el quinto año en el que Ángeles y yo (con ayuda de Xelo, Marisa, Ferrán, Pili, Brut y Pau, en este año) montamos el trueque en las CASASDECOLORES. Nos encanta.
El año pasado fuimos cerca de 240 personas. Este esperábamos bastantes menos porque llovía. Llovía desde hace dos días, y eso aquí no es muy normal. Cenita tranquila con las peronas nombradas, jueguecitos y a dormir la noche anterior. Amanece muuuuuy nublado y ya es domingo.
Desde las once, conforme va llegando la gente se van yendo, despacito, las nubes. Fuímos, poco a poco, montando nuestros puestecitos. La música sonaba y goteban los coches llenos de gente. A las 12.00 comenzamos a almorzar (al trueque se trae, a parte de las cosas para cambiar, comida y bebida para poner en común) y a las 12.30, después de unas carreritas, comienza el trueque.
En los puestos hay de todo: ropa, discos, móviles, cargadores, polaroids, juegos, gorros, libros, vinilos, zapatos, bolsos, pendientes, peluches, collares, más libros, más juguetes, un columpio, carteles, postales, pelotas, plantas, un perchero lleno de ropa, el casco de una moto...
Se va oyendo ¡TRUEQUE! y eso te alegra. Y encuentras algo que te gusta y buscas a la persona del puesto y te la llevas al tuyo, que mire, que busque algo que le guste por aquello y si hay acuerdo: ¡TRUEQUE! y otra vez y más ¡TRUEQUE! Y así hasta las 15.00.
A comer. La barra se llena de manjares: champiñones rellenos, tabulé, paella de verduras, lentejas, quiché de jamón y queso, queso, tortillas diversas, cocas, pizzas... y seguro que me dejo algo que seguro probé. Los postres: flanes, bizcochos de chocolate y sin chocolate, raviolis de chocolate... Después sobremesa rematando el cambio entre puestos y comenzando a recoger. Las nubes amenazan.
Abrazos, saludos y gratitudes. Al final, con lo de la lluvia y demás, fuímos cerca de 80, y lo mejor es que nos dió tiempo a cambiar con casi todo el mundo. Y para cambiar hay que hablar, y eso es bueno.
Todo queda recogido y las nubes se despejan para dejar ver una luna preciosa.
Pau, mi chiquitín, se lo ha pasado genial. Su madre y yo, también.
En febrero nos vemos en la CALABASSA con el trueque de primavera.
Abrazos.
un buen sitio es el atrium o no?