30 jun 2007
23 de Junio. Sábado. Noche de San Juan.
Venir a Cuenca es todo un regalo. Vengo de manos de la Asociación de vecinos y vecinas del casco antiguo, uno de los bienes más preciados de la capital. Llego bien temprano después de haber gozado de un comienzo del día dibujando los paisajes que me encuentro al paso.
Cuenca está llena de pintores y pintoras, que llenan los rincones del casco antiguo de lienzos, botes, lluvia de color y ojos guiñados. Es tan bonito que yo no entiendo por qué no se hace un certamen (éste era de pintura rápida)o cosas así, en la calle, pues cada ciudad y cada fin de semana, o uno al mes, o algo. Hay que recuperar la calle, como espacio escénico, espacio de comunicación, de celebración, hay que recuperar la calle para mirar la noche y las caras, y el día.
Yo cuento en la Bajada de san Miguel. Al principio somos pocos, peor al poco se llenan las escaleras de gente con ojos abiertos y ganas de escuchar las historias. Y allí estuvimos contando y disfrutando. Y después paella de vecinos y vecinas, con delicioso mojito. Y cuesta para arriba y cuesta para abajo, llegan desde Iniesta Ángel, y Ana y un manchego más. Y así pasamos la noche. Yo sonriente, desde la sesión, que contar en Cuenca, me gusta tanto...
Aún no pude subir las fotos. Cachis.
Venir a Cuenca es todo un regalo. Vengo de manos de la Asociación de vecinos y vecinas del casco antiguo, uno de los bienes más preciados de la capital. Llego bien temprano después de haber gozado de un comienzo del día dibujando los paisajes que me encuentro al paso.
Cuenca está llena de pintores y pintoras, que llenan los rincones del casco antiguo de lienzos, botes, lluvia de color y ojos guiñados. Es tan bonito que yo no entiendo por qué no se hace un certamen (éste era de pintura rápida)o cosas así, en la calle, pues cada ciudad y cada fin de semana, o uno al mes, o algo. Hay que recuperar la calle, como espacio escénico, espacio de comunicación, de celebración, hay que recuperar la calle para mirar la noche y las caras, y el día.
Yo cuento en la Bajada de san Miguel. Al principio somos pocos, peor al poco se llenan las escaleras de gente con ojos abiertos y ganas de escuchar las historias. Y allí estuvimos contando y disfrutando. Y después paella de vecinos y vecinas, con delicioso mojito. Y cuesta para arriba y cuesta para abajo, llegan desde Iniesta Ángel, y Ana y un manchego más. Y así pasamos la noche. Yo sonriente, desde la sesión, que contar en Cuenca, me gusta tanto...
Aún no pude subir las fotos. Cachis.