CASABLANCA, Marruecos
30 jun 2007
12 de junio. CASABLANCA, Marruecos.
Voy a participar en la fiesta de la infancia que se realiza en Casablanca con colegios españoles que van hacia allá y colegios de allí, que ya estuvieron acá.
Ir a Casablanca es ir a una ciudad, para mí, tan desconocida como oída. Así que fui sin saber, que, muchas veces, es como me encanta ir. Fui acompañado, de Ángeles, que hizo aún más especial el viaje.
En el viaje de ida hacia allá, acompañamos a un grupo del colegio español de Marruecos. Un grupo de niños y niñas muy especiales (de bonico). Al conocer a su tutora, Marina, lo entendimos.
Desde el hotel se ve la torre de la mezquita Hassan II. La más grande del mundo, según dice la wiki.
Nos dio tiempo a descubrir su medina mas allá de las calles comerciales, a disfrutar de su comida (y de una empanada gallega que tardaremos en olvidar si algún día ocurriera), de un lugar que se respira bohemia y a inconformismo, y a, simplemente, pasear.
El encuentro fue genial. Hubo muestras de pequeñas obras de teatro, canción, danza... A mí me encantó una de un colegio marroquí que hablaba de los cinco continentes y su relación con la tierra. Es curioso que, en todas las culturas, siempre haya un vínculo con la tierra que viene de lo sagrado.
Espero volver en septiembre. Ya contaré qué tal. A Marina, por descontado, a Raúl, Ángela, también, claro, y a toda la gente del viaje y del encuentro gracias.
Ays, que estuvo muy chulo.
Más fotos aquí.
Voy a participar en la fiesta de la infancia que se realiza en Casablanca con colegios españoles que van hacia allá y colegios de allí, que ya estuvieron acá.
Ir a Casablanca es ir a una ciudad, para mí, tan desconocida como oída. Así que fui sin saber, que, muchas veces, es como me encanta ir. Fui acompañado, de Ángeles, que hizo aún más especial el viaje.
En el viaje de ida hacia allá, acompañamos a un grupo del colegio español de Marruecos. Un grupo de niños y niñas muy especiales (de bonico). Al conocer a su tutora, Marina, lo entendimos.
Desde el hotel se ve la torre de la mezquita Hassan II. La más grande del mundo, según dice la wiki.
Nos dio tiempo a descubrir su medina mas allá de las calles comerciales, a disfrutar de su comida (y de una empanada gallega que tardaremos en olvidar si algún día ocurriera), de un lugar que se respira bohemia y a inconformismo, y a, simplemente, pasear.
El encuentro fue genial. Hubo muestras de pequeñas obras de teatro, canción, danza... A mí me encantó una de un colegio marroquí que hablaba de los cinco continentes y su relación con la tierra. Es curioso que, en todas las culturas, siempre haya un vínculo con la tierra que viene de lo sagrado.
Espero volver en septiembre. Ya contaré qué tal. A Marina, por descontado, a Raúl, Ángela, también, claro, y a toda la gente del viaje y del encuentro gracias.
Ays, que estuvo muy chulo.
Más fotos aquí.