30 jun 2007
Iniesta, Cuenca. CLUB de LECTURA.26 de junio. martes.
Mi última sesión con este entrañable grupo de lectoras está llena de historias, porque así habíamos quedado. Historias, adivinanzas, poesías, canciones, juegos... todo con un sabor a, no ayer, sino a hace un rato. Y hablamos de cómo un día al año la gente declaraba sus amores y sus odios pintando con azulete en las fachadas de las casas, y las correspondientes con los mensajes se hacían las remolonas para borrarlas; o los caminos de a por la leche, o a por el pan, o a cobrar la luz; o el saltar sobre una pierna y luego sobre la otra empujando con el pie un trozo de teja; y la calle, y la vida en la calle, y los bailes, y los juegos, y los paseos, y el trabajo, y las noches fuera, y a mitad de camino, e historias de esas que se cuentan en todos los pueblos como que le ha pasado a alguien de allí... y el reloj decía que era tarde, pero a nosotros no nos lo parecía.
Y nos quedamos con ganas de más. Y habrá, claro. Por una razón u otra habrá más.
Las fotos, en unos días.
Mi última sesión con este entrañable grupo de lectoras está llena de historias, porque así habíamos quedado. Historias, adivinanzas, poesías, canciones, juegos... todo con un sabor a, no ayer, sino a hace un rato. Y hablamos de cómo un día al año la gente declaraba sus amores y sus odios pintando con azulete en las fachadas de las casas, y las correspondientes con los mensajes se hacían las remolonas para borrarlas; o los caminos de a por la leche, o a por el pan, o a cobrar la luz; o el saltar sobre una pierna y luego sobre la otra empujando con el pie un trozo de teja; y la calle, y la vida en la calle, y los bailes, y los juegos, y los paseos, y el trabajo, y las noches fuera, y a mitad de camino, e historias de esas que se cuentan en todos los pueblos como que le ha pasado a alguien de allí... y el reloj decía que era tarde, pero a nosotros no nos lo parecía.
Y nos quedamos con ganas de más. Y habrá, claro. Por una razón u otra habrá más.
Las fotos, en unos días.