Perita: ZIGURAT

Esta perita llega tarde. Incluso llegando viernes y no lunes como acostumbra, llega tarde, pero es que me amontono de una manera innata y la vida no permite tomar las riendas del tiempo. (Yo creo que por suerte).

Y es que ayer fue el cumpleaños de mi padre. Un año más. Todo un año por delante. Podría decir muchas cosas de mi padre, pero diré que mañana comeré arroz con él. El arroz que él hace y que, evidentemente, es el mejor arroz que puedo comer. Lo hace con cariño, esmero y entrega.

También diré que es abuelo y eso me hace sentir bien. Y que fue hijo, buen hijo según decía su padre.  Y nieto, e imagino que también bueno.Y que es padre, lo sigue siendo. Muy buen padre. Tan bueno como el arroz que hace, quizá porque utiliza las mismas herramientas.

Y diré a la vez que yo fui nieto, y sigo siendo hijo. Malo no, aunque sí complicado. Y soy padre que, aunque el arroz no me salga bien, para ser padre sí que le pongo esmero, cariño y entrega (más que para ser hijo pero imagino que la vida funciona así).

Y qué sé yo si seré abuelo.

Y mi niño que es nieto de su abuelo, mi padre. E hijo mío, que soy su padre e hijo de su abuelo.

Y así andamos construyendo esta escalera casi sagrada, hacia arriba. Subiendo peldaños para dejar sitio a los que siguen subiendo. Así es la familia ¿no?

zigurat.

(Del acadio ziggurat, torre).

1. m. Arq. Torre escalonada y piramidal, característica de la arquitectura religiosa asiria y caldea.





Ayer también fue el día de los abuelos, como mi padre lo es de mi hijo. Lindo zigurat.

Feliz semana.


Las manos de mi abuelo -Escrito en 99 Pulgas. Ed. Palabras del candil-

Las manos de mi abuelo y mi abuelo tenían los mismos años.

Cualquiera como tú y como yo tiene manos normales. Mi abuelo no.

Sus manos cambiaban.

Y la vida les dio tiempo para ser de todo.

Fueron martillo para las nueces y algodones para los huevos de las ocas.

Pañuelo para sus ojos y también para los de mi abuela.

Fueron palabras para sus yeguas acentuando, a veces, las riendas.

Manos de amigo para tenderlas y de travieso, para esconderlas.

Manos inútiles para la guerra pero fuertes labrando la tierra.

Las manos de mi abuelo nunca dijeron adiós.

Simplemente descansaron sobre su pecho

Y el tiempo se los llevó.

2 comentarios:

    Emociona...

    que has escrito esto para mi abuelo, o para mi padre que ahora es abuelo. No se es una suerte que mi hijo hoy día tenga abuelo y bisabuelo, y sobre todo que los dos lo quieran y jueguen con él...

    Un abrazo amigo.

     

    Una suerte, sin duda alguna, para tu hijo, para el abuelo, el bisabuelo y para ti. Gracias por comentar. Va el abrazo de vuelta.

     

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