Mi mente turbada me lleva a barajas de Melo. Aparco frente a la Biblioteca Fermín Caballero, mientras voy pensando en la lengua de asfalto que irá de Toledo a Cuenca o viceversa, una autovía que se unirá estas dos ciudades pero que se llevará (ya lo está haciendo) por delante árboles, tierras de cultivo, paisajes en los que la mirada se entretiene en acariciar las lomas de los campos verdes, y la tranquilidad de varios pueblos.
Como la biblioteca está cerrada decido pasear por la ribera del río que bordea Barajas. Con el cantar del agua sigo pensando en esta forma tan rara que tenemos de progreso. También voy pensando en lo bonito que sería hacer una sesión en la noche abierta paseando las palabras por esta ribera. Pensado y dicho está.
Como la biblioteca está cerrada decido pasear por la ribera del río que bordea Barajas. Con el cantar del agua sigo pensando en esta forma tan rara que tenemos de progreso. También voy pensando en lo bonito que sería hacer una sesión en la noche abierta paseando las palabras por esta ribera. Pensado y dicho está.
Al rato Sole, la bibliotecaria (un sol), me recuerda que no es en Barajas la actuación, sino que es en Leganiel, otro de sus pueblos (Sole es bibliotecaria en Barajas (en el pueblo y en la urbanización (casi tan grande como el pueblo), Leganiel y Saceda Trasierra) y yo, pues claro lío los tres.
En diez minutos me planto en Leganiel. Doy varias vueltas por el pueblo buscando el lavadero, porque el salón donde se suele contar está al lado del lavadero, pero no hay manera, iglesia para arriba, iglesia para abajo, una punta del pueblo, otra... En el cementerio de este pueblo, Pablo, hace tiempo, le hizo una foto a una tumba a la que se le salían los huesos. Daría para mucho la foto.
Por fin, con ayuda de Sole, encuentro la plaza del ayuntamiento y me doy cuenta que lo del lavadero es en Trasierra. Quizá la actividad mental me aturda. No sé.
Cuando llego a la Biblioteca ya hay gente esperando. Como somos pocos y es un pueblo pequeño, las personas que han venido se van a buscar a las que no han venido. Al ratito ya estamos casi.
La primera sesión es para el público más pequeño. Un público inquieto pero que escucha. Escucha y se divierte, con las historias y con lo que imaginan que puede pasar en muchos momentos delos cuentos. Y mira, así pasamos la sesión, contando, escuchando y disfrutando. De la maleta salen un montón de libros que algunos son contados, otros simplemente se abren para enseñar sus ilustraciones y crear esas ganas de ver más.
La segunda sesión es para jóvenes.En diez minutos me planto en Leganiel. Doy varias vueltas por el pueblo buscando el lavadero, porque el salón donde se suele contar está al lado del lavadero, pero no hay manera, iglesia para arriba, iglesia para abajo, una punta del pueblo, otra... En el cementerio de este pueblo, Pablo, hace tiempo, le hizo una foto a una tumba a la que se le salían los huesos. Daría para mucho la foto.
Por fin, con ayuda de Sole, encuentro la plaza del ayuntamiento y me doy cuenta que lo del lavadero es en Trasierra. Quizá la actividad mental me aturda. No sé.
Cuando llego a la Biblioteca ya hay gente esperando. Como somos pocos y es un pueblo pequeño, las personas que han venido se van a buscar a las que no han venido. Al ratito ya estamos casi.
La primera sesión es para el público más pequeño. Un público inquieto pero que escucha. Escucha y se divierte, con las historias y con lo que imaginan que puede pasar en muchos momentos delos cuentos. Y mira, así pasamos la sesión, contando, escuchando y disfrutando. De la maleta salen un montón de libros que algunos son contados, otros simplemente se abren para enseñar sus ilustraciones y crear esas ganas de ver más.
Oye, un grupete la mar de majos. Con vergüenza hasta de reírse, pero les dura poco, lo de la vergüenza, claro. Con cara de asombro, en muchas, muchas ocasiones, recogen las historian de Nudo, una sesión que todas las edades mayores de 12... triunfa. (Sole es la de blanco de la derecha, yo el guapo de la izquierda)
Después colacao con Sole y sobrinas en el bar de la plaza hablando de todo un poco lo que nos hace sentirnos vivos, y vuelta a casa.
De regreso, entre Leganiel y Barajas, una mirada a estos campos que me impregnan por dentro de verde y de brisa.
Ya se echaba de menos que compartieras con nosotros esos viajes, esas historias, esa descripción del público que escucha...
Graxe
¿Y el contador de kilómetros?
Besos
Hola guapo,no se si soy yo,o las fotos no se ven y me apetece ver que bonito estas.
Lo de la geografía que te recorres,que nos recorremos,debería estar en manuales,ya que hay un mundo desconocido que por suerte vas rescatando en estos post.No dejes de contarlo