LUNA LLENA
22 ene 2008
Ayer la luna se llenó. Apareció silenciosa en un cielo despejado y quieto. Se adelantó, como lleva adelantada todo este mes, para despedir al sol.
Nos vemos mañana, le dijo. Y así fue. Esta mañana, oronda e inmensa, se despedía con una imagen nítida. Suavemente, y más silenciosa aún si cabe, se escondió tras ese horizonte en el que parece que se acaba todo pero qué va.
Una alegría encontrársela de frente a primera hora de la mañana, aunque sea para despedirse. Porque despedirse siempre es importante, para cerrar, para poder volver a empezar, para seguir creyendo. Despedirse forma parte del respeto, de la gratitud, de la educación y ella lo sabe.
Feliz primavera, aunque nos digan que aún es invierno.
Este fin de semana, las llamadas, las palabras, los abrazos y las buenas noticias de la gente que uno quiere, dejan de lado el comenzar sombrío del año. No ha lugar al desconcierto, ni siquiera se oyen los portazos. Cuando la belleza va por dentro siempre estalla, aunque sea en una rama sin hojas. Y, sin darme cuenta, este fin de semana, acabé paseando por un huerto de tierra labrada donde, vigorosos, crecen almendros y con su sabia siguen vivos mis sueños.
Gracias.
Nos vemos mañana, le dijo. Y así fue. Esta mañana, oronda e inmensa, se despedía con una imagen nítida. Suavemente, y más silenciosa aún si cabe, se escondió tras ese horizonte en el que parece que se acaba todo pero qué va.
Una alegría encontrársela de frente a primera hora de la mañana, aunque sea para despedirse. Porque despedirse siempre es importante, para cerrar, para poder volver a empezar, para seguir creyendo. Despedirse forma parte del respeto, de la gratitud, de la educación y ella lo sabe.
Hoy creo que empieza mi nuevo año. Celebrando la imagen del almendro que queda justo enfrente de mi casa. Estalló. No pudo aguantarse y reventó por los brotes toda esa belleza simple, sin complicaciones, sin artilugios. Belleza sencilla que se lleva por dentro y que hay quien nunca apreció. Belleza "de cara" y no de palabra. Belleza silenciosa, como la de la luna. Silenciosa, inmensa y sincera.
Vuelve el almendro a florecer y vuelve la calma al alma y la vida a la vida.
Vuelve el almendro a florecer y vuelve la calma al alma y la vida a la vida.
Feliz primavera, aunque nos digan que aún es invierno.
Este fin de semana, las llamadas, las palabras, los abrazos y las buenas noticias de la gente que uno quiere, dejan de lado el comenzar sombrío del año. No ha lugar al desconcierto, ni siquiera se oyen los portazos. Cuando la belleza va por dentro siempre estalla, aunque sea en una rama sin hojas. Y, sin darme cuenta, este fin de semana, acabé paseando por un huerto de tierra labrada donde, vigorosos, crecen almendros y con su sabia siguen vivos mis sueños.
Gracias.
El mundo es un moquero, Félix, ¿querrás creer que tengo un compañero de clase de catalán que se llama Wilo y te conoce?
A ver si subes para la esquina ésta, que nos tienes abandonaos...
un beso enorme, talibancito :-)
Ays, el mundo un moquero y nosotros las masas verdes. Claro que conozco a Wilo. Es muy majo hasta que se duerme. Cómo ronca. Dale un abrazo de mi parte a ese oso camuflado de persona.
Y otro beso apra ti, claro.