ANTIGÜAS ESCUELAS de CAÑETE, Cuenca.
11 feb 2008
Cañete queda está camino de Teruel, desde Cuenca. Es sábado nueve de febrero y el viaje es precioso. El coche va lleno de palabras llenas y por fuera, el paisaje se abre y se cierra sorprendente como el curso del río con el que la carretera juega.
Al llegar a Cañete ya es de noche. Lástima. Tiene una pinta muy muy buena. Habrá que volver. La sala donde se cuenta es una sala polivalente... fría, pero entre la treintena de personas que éramos, y las palabras, calentar calentar, no la llegamos a calentar, pero nos olvidamos del frío.
La primera vez que se contaban cuentos para adultos en Cañete, por ser especial, trajeron a un público ideal, de los que te deja contar, de los que al principio siguen la histoira de lejos, pero enseguida se acercan y se meten, y allá van. Y allá fuimos, con casi Nudo.
Y luego a Cuenca, contentos. Es tan bonita la noche en Cuenca.
Al llegar a Cañete ya es de noche. Lástima. Tiene una pinta muy muy buena. Habrá que volver. La sala donde se cuenta es una sala polivalente... fría, pero entre la treintena de personas que éramos, y las palabras, calentar calentar, no la llegamos a calentar, pero nos olvidamos del frío.
La primera vez que se contaban cuentos para adultos en Cañete, por ser especial, trajeron a un público ideal, de los que te deja contar, de los que al principio siguen la histoira de lejos, pero enseguida se acercan y se meten, y allá van. Y allá fuimos, con casi Nudo.
Y luego a Cuenca, contentos. Es tan bonita la noche en Cuenca.
Estimadísimo hombre ahora sin barba (¿por qué?).
Morí de envídia cuando supe que mi padre y mi madre habían disfrutado de tu singularidad y excepcionalidad.
Emocionada mi mamá me dijo:
- "¡Hija!, ¡hija! ¿cómo se llama ese cuentacuentos que te gusta tanto?"
- "Félix, Felix Caltayud"- le respondí; cuando oí (al otro lado del teléfono pues ella seguía en el pueblo, en Cañete) una risa complacida y un "oooh" entremezclado que sólo ella sabe hacer:
- "Mira, hija, es buenísimo, hacía mucho que no me reía así. He disfrutado muchísimo, me ha encantado y me sonaba su nombre y se lo he dicho, que creía que mi hija lo conocía y me había hablado de él".
Pues sí. Su hija es Irene, esa de las patas de alambre, y está orgullosa de que su madre y su padre le den la razón, porque ¡¡¡la tiene!!!
BeS.O.S. mil
Pues muchas Gracias. La sesión en Cañete, la verdad, es que fue un lujo. En una sala del Ayuntamiento que daba un poco de miedo, con una pared de piedra y humedad, los cuentos se fueron acoplando a una temperatura física inestable, pero que la palabra fue acomodando.
Un lujo, insisito. Y me alegro de uqe les gustara, jo.
Besos, paticas de alambre.
Félix