EPÍTOME . félix albo

Sobrinos, primos, compañeros, su pareja, tremendos amigos y allegados... 
Los abrazos felices por el encuentro a pesar del motivo se oían desde fuera de la casa.
Los gestos de exclamación de muchos mostraban el tiempo que había pasado y sí, mi tío llevaba mucho tiempo en este mundo pero no fue este el único argumento para vivir con la pasión con la que vivió.

Eligió una vida itinerante cambiando de ciudad cada dos o cuatro años y en las que estuvo más de cinco, como Toledo o Gijón, fue porque tenía un trabajo con el que viajaba prácticamente todas las semanas. 

Era un tipo amable, simpático y dicharachero. Muy desenvuelto incluso en lugares a los que llegaba por primera vez y por eso, conocía a gente salpicada por toda la península. Y también, aunque menos, muchos menos, amigos y grandes amigos.

Esos eran quienes habían venido. Y también compañeros de sus infinitos trabajos: comercial, oficinista, camarero, guardabosque, cartero, profesor de baile, escritor, mecánico, peluquero... y también bibliotecario. Le encantaba leer. Leía y leía, sobre todo literatura de ficción con grandes monstruos, seres mágicos y leyendas de brujos, meigas y druidas.

Por eso - decía- siempre tengo algo que contar. 

Y con su voz medida le daba vida a aquellos seres leyéndonos su historia.

Era formidable y cariñoso. Enorme y cercano. Tenía carrete para dos vidas sin respirar pero también sabía escuchar como nadie.

Aquel encuentro era en realidad su funeral. El jardín se llenó de anécdotas divertidas e impresionantes, de historias y lugares increíbles, de despedidas, de miradas distintas e intensas hacia la vida de mi tío. Y se llenó de noche, que llegó sin darnos cuenta y sin querer prestarle atención. Y aparecieron entonces las historias de monstruos y viajes tenebrosos, y personajes que estremecían las entrañas.

Todos, aquella noche, le dejamos en su jardín el regalo que siempre quiso.

Su epitafio era el mejor resumen de su vida: 

Aún me faltaron días, aún. 
Aún me faltaron para ser aún más feliz.
Aún.
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epítome.

(Del lat. epitŏme, y este del gr. ἐπιτομή).

1. m. Resumen o compendio de una obra extensa, que expone lo fundamental o más preciso de la materia tratada en ella.

2. m. Ret. Figura que consiste, después de dichas muchas palabras, en repetir las primeras para mayor claridad.

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Poco a poco va aflorando el invierno que ahora parece que viene con prisas.
Ahora que se alargan las noches y el frío va asomando la nariz, llega el tiempo de la palabra. Es época de contar historias en casa, aunque sean retazos de nuestra vida. Es época de estar cerca. Eso es lo bueno de esta época. 

Feliz semana. 


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