#lunesdeperita GARGÜERO
20 nov 2013
La palabra de esta semana empieza por G. Mira:
garguero o gargüero.
(De la raíz onomat. garg).
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Así nos tienen. Con el agua al cuello, ¿o es mierda?. ¡Uy!, que ahora ya no podemos ni quejarnos, ni manifestarnos. Sale más barato asaltar o matar a alguien (o incluso a muchos) que insultar o manifestarse sin permiso. Ni siquiera grabar a quien apalea fuera de la ley incluso siendo por orden. Así nos va, con el agua al cuello y perdiendo dignidades, casas y derechos.
No hay túnel que dure cien años, pero este... ay, este lo largo que es y aún no se ve la luz.
Bueno, que me lío. Si es que no se pueden leer los periódicos, que a uno se le corta la leche y se le hace mala.
Vamos con el cuento de GARGÜERO, que me gusta a mí más con diéresis.
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VELERO. félix albo
Llevaba horas hundido en el sofá.
Tenía la mirada fija en un cuadro. Un cuadro de esos horteras,
tridimensionales. Dentro había un velero que navegaba sobre un mar
agitado. Horas mirando sin ver.
La mente iba y venía con Laura, el
amor de su vida, la persona que le había acompañado durante los
ocho últimos años, ocho años, dos meses y tres días. Todo
perfecto. Perfecta la convivencia, la comunicación, el sexo, el
ocio, el orden, el respeto, la intimidad, la confianza. Sobre todo
eso, perfecta la confianza. Tan perfecta que a ella le había dado
tiempo tranquilamente a montarse otra vida en otro apartamento con
otro hombre, sin ningún tipo de pregunta. Ricardo. ¿Habrá nombre
más feo? -pensaba. Ricardo, suena a absurdo, imbécil, pijo, cerdo, asalta
cunas porque a parte de adinerado y de derechas, era viejo. Ocho años
más viejo que él que ya era siete más que ella. Así que quince
años más viejo que ella. ¡Qué asco! Hacía dos eternos días que
se había ido.
De repente, le pareció que una de las
olas del cuadro se movía. Abrió los ojos y centró la mirada. Ese cuadro era lo único que ella no se había llevado. Se
había llevado todo lo demás. Todo. Incluso las cortinas del baño, los
manteles y las dos almohadas de viscolástica.
Las compré en el ikea ¿te acuerdas?
-le dijo con esa sonrisa de almíbar.
Todo, menos el cuadro que parecía que
andaba cobrando movimiento.
Se acercó y al pasarle el dedo, se dio
cuenta de que se le mojó. Se miró el dedo sorprendido en el mismo
momento en el que caía, rebasando el marco, una gota de agua. Y
luego otra. Y otra. Y cuando se quiso dar cuenta tenía un pequeño
charquito a sus pies.
No me lo puedo creer -dijo mientras
corría a la cocina a por un paño.
Cuando volvió, un hilillo de agua
chorreaba desde el mar azul hacia el suelo.
¡Joder!- dijo mientras corría a por
la fregona.
Puso un cubo, un balde, una zafa y un
barreño que se desbordaban mientras no daba a basto a recoger el
agua con la fregona, y los paños de cocina, y las toallas.
Se paró absorto frente al cuadro
mientras el agua le subía ya tobillos arriba. Era increíble.
En un santiamén el agua le pasaba por
encima de las rodillas y comenzaron a saltar chispas de los enchufes
y a flotar las sillas y los cojines del sofá y el tapete de la mesa,
y...
Con el agua por el garguero notó que
el empuje del agua le levantaba los pies del suelo y ya era incapaz
de encontrar la manilla de la puerta.
Buceando miró de nuevo el cuadro. Se
fijó detenidamente en el barco velero. En él un viejo de marca y
una rubia tipo Laura le saludaban con la mano y entonces recordó la
voz de ella diciendo Te lo regalo con cariño porque en él guardo un
deseo para ti. ¡Glub!.
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Habrá que aprender a bucear, ¿no?.
¡Feliz semana!
Abrazos a capazos.
P.D.: Si tienes alguna palabra poco usual, desconocida o confusa sobre la que quieres que intente escribir alguna historia, envíamela a peritas@felixalbo.com
P.D.1.: Si quieres leer más peritas, pincha en http://felixalbo.blogspot.com.es/search/label/Peritas