#lunesdeperita: NEFELIBATA
7 ene 2014
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NIETA ENAMORADA - Félix Albo.
Era
pelirroja, sí. Tenía los ojos color negro lago y raro era no encontrártela
sonriendo. Siempre tenía alguna canción en su voz que no se le oía más allá
de su susurro, pero cantaba. Cantaba de continuo.
Cuando
te despistabas ya se había descalzado y, cuando podía, prefería sentarse en el
suelo. Sus faldas anchas y largas, sus camisas frescas y coloridas hacían de
ella la abuela más divertida y llamativa de todas las de la escuela con
diferencia, y del pueblo también. Me atrevería a decir, sin arriesgar nada, que
de toda la provincia.
Tendríais
que haberla visto bailar con cada una de las camisas que destendía. Sus pies parecían volar
sobre la hierba. Y su risa, su risa florecía.
¡Qué
envidia me das Juana! –le decían las de su edad achacosas.
Envidia
le tengo que estar dando a la muerte -les contestaba risueña- que se llevó lo que yo más quería y para
fastidiarla no me queda otra que disfrutar de esta vida. Para que le entre aún más rabia de no poder morderse el labio que no tiene.
Recuerdo
que pasar una tarde con ella era disfrutar de una plenitud y sosiego que duraba toda
una semana. Qué manera de reír, qué manera de soñar, qué manera de sentir la
vida corriendo por dentro.
Tumbadas
sobre la loma de en frente de su casa, me tomaba de la mano y me decía:
Ven.
¿Adónde,
abuela? –le preguntaba yo.
Donde
tú quieras, lo importante es que vengas. Y que no me sueltes.
Y se
nos podían pasar horas, con los ojos cerrados, tomadas de la mano, viajando,
juntas.
Mira
esa nube –decía otro día mientras paraba violentamente el coche-. Tiene forma
de… de… -y se impacientaba quitándose el cinturón y abriendo, y saliendo, la
puerta.
Pero
madre- le decía mi madre-, deje usted de mirar las nubes ya, mujer.
Calla
y deja que salga la chiquilla, que desde ahí solo ve un trozo y al cielo hay que
mirarlo todo.
La
monda. Era la monda.
Mi
abuela, me enseñó a bailar los vientos, a sentir en mis pies desnudos sobre la
tierra los pasos de otros pies: pies que galopan, pies que esperan, pies que
caminan, pies que pasean (la diferencia no está en el ritmo, sino el lo que se
busca con cada paso –me decía).
Me
enseñó a escuchar la distancia con la oreja pegada en un rail, y a dibujar los
deseos en las nubes. Los deseos propios en las nubes de todos. Decía que así
ayudábamos a las personas que estaban indecisas o faltas de deseos.
Me
enseñó a escribir dejando que en la tinta vaya el latir.
Y a beber agua con la lengua sobre el río. Este es el beso más antiguo y el más fresco- reía.
Y a beber agua con la lengua sobre el río. Este es el beso más antiguo y el más fresco- reía.
Me
enseñó a viajar con los ojos cerrados y no perder el camino de vuelta al descender desde las nubes después de haber sido feliz, para no olvidar por qué y
poder contarlo aquí.
Contarlo y cantarlo, aunque sea en voz bajita.
Ná, nara ná nará na na ná. Ná, nara ná nará na na ná. Ná, nara ná nará nana na ná.
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Cantar los sueños es otra manera de perseguirlos. Caminar hacia ellos con ritmo, con alegría, sin dejar de caminar sobre los pasos a los que llegan, sienten, crean nuestros pies.
Cantar los sueños, es cantar la vida, cantarla bonita aunque no sepamos cantar.
Estoy últimamente soñador, sí, pero esta en época de fríos que aletargan y que uno queda pegadito al chisporrotear de la chimenea no deja tregua ni da tiempo al despiste en la realidad.
Soñar es otra manera de vivir.
Desconocía esta palabra que es rara, sí. Como raras resultan las personas que sueñan de continuo, si enfermedad ni culpa, sin prisa ni desasosiego, sin aleccionamiento ni presagio.
Soñar sin miedo requiere un valor que pocos valientes de los de pie en tierra poseen.
Soñar sin red, soñar sin ruta, soñar sin manos, sin vuelta.
Soñar es ese verbo que se puede sustituir por vivir, y cuando no, algo falla.
Algo falla.
¿Y tú? ¿Sueñas? ¿Vives? ¿Soñamos?
No dejemos de soñar pues si soñar, es vivir, al dejar de soñar...
No dejemos de soñar pues si soñar, es vivir, al dejar de soñar...
Feliz semana. Feliz vida. Felices sueños, claro.
Precioso!!!...uno de los privilegios que no tienen los dioses.
Soñar...para transformar la realidad que no nos guste y crear un mundo mejor...soñado.
Gracias por tu comentario Hirondelle. Sí, soñar orienta, da fuerzas y guía... Soñemos pues.
precioso¡¡¡¡¡¡¡¡