Venir a Las Rozas es llegar sonriendo. Aquí están Alicia y Carmen, sus bibliotecarias y el encuentro nos da siempre mucha alegría. En Las Rozas además, está el hotel donde me suelo hospedar cuando ando por Madrid, cómodo, accesible, con gente maja y no excesivamente caro. Y, no podría no hablar del equipo de la biblioteca, todo el día para arriba, para abajo, con carrito o sin él, con libros y tejuelos en las manos, deprisa, deprisa y sonriendo.

A las 18.00 tengo la sesión infantil.

Un lujo. Había mucha, mucha gente. Me la encontré de sopetón: ojos, risas y ganas, muchas ganas. A las madres, padres y personas aledañas adultas les gustó. A la gente menuda también. Y a mí, y a Carmen, y a Ruth... El gató tragón se comió panzón hasta a la vieja revieja y su caldera, al gnomo saltarín de gorro rojo, a todas y cada una de las siete hermanas, al hombre y su burro negro... hasta el cura con su sotana negra.

¡Guau!, vaya gato.


A las 20.30 cuento para adultos. Mi segunda vez en esta biblioteca. Entre una sesión y otra colacao calentito con Rafael y Rosa que viven en las Rozas y un narrador madrileño, anfitriones ellos del encuentro de narradores del año que viene. Este año se hizo en Hondarribia, que estuvo genial según cuentan, que yo no pude ir.


La sesión Nu2 se acomodó sin esfuerzo entre la treintena de personas que escucharon. La casa del mal aliento nos dejó algo encogidos y contamos algún que otro corto para despedirnos con cariño y marchar sonriendo.


1 comentarios:

    ... y a sus pies... una roceña.
    Http://silberia.blogspot.com

     

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