Mi cuerpo se siente bien. Mi voz decide no asomar aún.
Hoy comparto dos sesiones con Yoshi: japonés y brutal. Cuenta historias en las que desde el principio abres los ojos de asombro y no se te cierran. Es otro ritmo, otro lenguaje corporal, otra forma de mirar, otra forma de contar. Y me encanta escucharle. Por eso y por que es muy bueno.
Contamos en Aranda de Duero. Dos institutos. La primera sesión salió muy bien. Era un grupo muy majo que entraron enseguida en las historias y las disfrutaron. Como teníamos tiempo contamos a otro grupo más reducido pero igual de majo. Las disfrutamos. En el otro instituto eran más jovencitos y más. Pero aún así lo pasamos genial.
Yoshi contó una historia sorprendente sobre un hombre con una nariz enorme y podrida. Así es él. Pero él lo cuenta con naturalidad (japonesa, claro).