Villaescusa de Haro-Cuenca-mi casa 422 Kms. En este año 422 + 4574 = 4996

Amanezco ya en esta ciudad que me encanta. Paseo por uno de mis parques favoritos donde los pájaros y el rumor tranquilo de una pequeña ciudad despierta me acompañan.

Me gusta contar en Cuenca. Es otra “oreja de este mundo”. Esta vez cuento en la Biblioteca Regional. Allí está David sufriendo y disfrutándolo todo.


La sesión familiar se llena. Las historias surgen delante de un público majo y algo excitado. No importa, hay cuentos para todo. Acabamos pasándolo bien y con ganas de más. Suena mal, pero a veces es mejor dejar a la gente con ganas de escuchar más. Es una puerta abierta para la voz que venga después.

¿La de adultos? En familia. Contar de cerca, de vez en cuando, se hace especial. La voz es más tranquila y la complicidad mayor, y distinta. Contar de cerca te arropa más.

¿Y David?, un lujo. Siempre, claro.

Qué suerte poder vivir esta ciudad así, a trocitos, a pequeños mordiscos, como cuando era pequeño y caía en mis manos una galleta chiquilín y quería que durara toda la tarde.

Abrazos.

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