Agua curiosa

Encuentro, entre mis papeles, algo fechado en septiembre del año pasado. Me sorprende que me resulte tan familiar como desconocido. Como está con mi letra y lo que cuenta es cierto sé que es mío, pero ha debido quedarse en alguno de los pliegues de mi materia gris o quizá esté en la papelera de reciclaje, o ni eso, pero bueno, lo encuentro, lo leo y sorprendido y contento lo cuelgo ya que imagino que con ese fin y no otro, nació.


Llovió. A mí me encanta que llueva. Al agua también. Le encanta desprenderse de la nube, deshacerse de su forma de algodón y lanzarse al vacío, como gota de agua que cae, como lágrima de llanto largo, de cabeza alta. Pero las gotas se unen y forman un reguerillo, que se une y forma reguero, que se une y forma chorro, que se une y forma arroyo.


Y en forma de arroyo, curioso, entró en el sótano de casa, a ver qué encontraba por ahí. Y encontró, vaya que si encontró. Y se probó calcetines, camisetas, abrigos; escaló hasta la segunda balda de las estanterías, y leyó libros, algunos deliciosos, ésos y los que aguardaban en mis maletas antiguas, tanto que aún eran de cartón; escudriñó en las herramientas, y parece que le gustaron porque miró el taladro, la sierra de calar, el cepillo, besó dejando rostro férreo a tornillos, bisagras, destornilladores, ¿estaría pensando en montarse algo?; miró por debajo de una lavadora que recogí hace tiempo, por dentro, por el arcón de la tía, por entre los colchones, por los botes de lápices de colores (nunca había imaginado que los lápices de colores se deshicieran ante las caricias del agua) y por los secretos y por los rincones de cosas olvidadas, y otras no tanto.


Hurgó en mi cuaderno de adolescencia. Diálogos profundos ponía en la portada roja, y con letra de 16 años, (letra buscando aún cuál era la mía) engalanaba la portada el poema de Ahora, de Malinowsky.


Diálogos profundos que hablaban de mí, de lo que en aquella época era: de amor, de desamor, de inquietudes, de búsquedas... Sobre todo de búsquedas, me pasé la adolescencia buscando, a penas encontré nada o, bueno sí, pero no me bastó, por eso quizá, sigo en ello.


Y mezcló mi amor de diecisiete con el de quince y con aquel que nunca llegó a responder mis cartas. Las cartas. ¿Os acordáis de la emoción al recibir una carta? (no quiero hablar de la sensación al no recibir una contestación esperada con paciencia casi eterna, hoy no) Nada que ver con un sms o un correo electrónico. 


En Diálogos profundos también hablo de los amaneceres. Mira que me gustaba mirar los amaneceres, esperar el nuevo día, y despedirlo a sus atardeceres. Ahora también, pero menos. Ahora soy más de luna, me encanta tenerla presente. Estas noches es apenas un dibujillo en el cielo inmenso de fin de verano. 


Así era en la adolescencia, apenas un dibujillo, con miedo a estar vacío, a ser vacío, y con muchos más miedos claro. Porque a esa edad todo se hace a lo grande: se ama a lo grande, se sueña a lo grande, se bebe a lo grande, se tiene miedo a lo grande, se corre, se habla, se besa, se siente... A lo grande. El tiempo luego va ajustándolo todo y te da la libertad de decidir qué es lo que quieres hacer a lo grande, con todo y en esa elección se nos va la vida y se nos viene.


Y con el agua se emborronaron letras que ya nunca serán lo que fueron. Letras, que el agua, por leerlas, me las arrebató y las mezcló, las abrazó, las diluyó para hacerlas inteligibles.


Ahora, de aquello sólo me queda el recuerdo, que también diluirá no el agua, sino el tiempo.


Pero estoy contento, porque lo importante nunca se pierde, porque se lleva dentro, no cabe en una maleta, ni en un sótano, ni siquiera en una nave industrial.


El agua también quiso tocar un secreto: mi acordeón. Y entró por las teclas y navegó por el fuelle y llegó a los bajos. Y ahora, cuando suena, parece que llora. Es un acordeón ideal para tocar Querer, canción con la que os dejo. Así se ama en la adolescencia y algunos consiguen mantenerlo a lo largo de toda su vida.


Ojalá hoy pueda tender mis recuerdos al sol (soleil) y esperar a que se sequen, con gusto, notando como las gotas individualemente, vuelve a algodonarse, cargadas de todo lo que se llevan, quizá un tornillo, quizá un trozo de cartón, quizá alguna palabra que les haya gustado.  Y en la nube, depende de todo lo que se vaya uniendo, tomarán un color blanco cálido o negro amenazador para volver a la tierra. Y otra vez. Y así, recorriendo mundo, toda su vida, que es siempre.


Querer
"Dentro del corazón
Sin pudor, sin razón
Con el fuego de la pasión
Querer
Sin mirar hacia atrás
A través de los ojos
Siempre y todavía mas
Amar
Para poder luchar
Contra el viento y volar
Descubrir la belleza del mar
Querer
Y poder compartir
Nuestra sed de vivir
El regalo que nos da el amor
Es la vida
Querer
Entre cielo y mar
Sin fuerza de gravedad
Sentimiento de libertad
Querer
Sin jamás esperar
Dar solo para dar
Siempre y todavía mas
Amar
Para poder luchar
Contra el viento y volar
Descubrir la belleza del mar
Querer
Y poder compartir
Nuestra sed de vivir
El regalo que nos da el amor
Es la vida
Querer
Dentro del corazón
Sin pudor, sin razón
Con el fuego de la pasión
Y volar”

6 comentarios:

    On 23/7/09 14:14 Laura dijo...

    Increíble. Esto es rebosar genialidad: "mira tú por donde encontré este texto increíble, lo tenía por ahí guardado" A mí eso no me pasa. Si escribo algo bien, lo tengo presente. Es lo que tiene no ser Félix ALbo.
    Me ha encantado, me he sonreído, he imaginado, me he visto a mi misma mirando uno de esos álbumes ilustrados que tanto nos gustan, siguiendo el recorrido del reguerillo de agua, incluso viéndome a mi misma abriendo el buzón, con 15 años, con la esperanza de recibir una carta. Y qué cierto es, la ilusión que hacía recibir una carta! Muchas gracias por deleitarnos con estos papeles olvidados tuyos!
    Un abrazo

     

    Qué graciosa Laura, que no es genialidad, es despiste, que uno apunta las cosas en un papel, y luego no sabe dónde carajo lo deja, o lo pone aquí para leerlo luego pero el luego de leerlo nunca llega y buscando otro papel, no más importante pero sí más urgente, aparece éste que es fruto de una pausa en medio de un evento húmedo. Me alegra que te haya gustado y ya hablaremos de las cartas de papel, ya.

    ¡Salud!

     
    On 23/7/09 20:44 pilar dijo...

    Ha sido un enorme placer leerte.

    Saludos!!

     
    On 24/7/09 00:29 Anónimo dijo...

    Pues sí que escribes, sí. Casi a diario, ¿no? (más de cien entradas en siete meses... no está nada mal). Y da gusto leerte, por más que tú digas que tu sencillez no tiene valor literario, en mi humilde opinión tu sensibilidad compensa cualquier otra carencia.
    Sólo he cotilleado un poquito, ya me entretendré más otro ratico.
    Besos de la emigrante zamorana.

     
    On 24/7/09 00:32 Inma dijo...

    Dicen que la genialidad habita en las almas de muy pocos, que no es un privilegio, que nace del interior mezcla de la mágia que las hadas otorgan a unos pocos, mezcla de algo, o mucho, bueno que hicieron, mezcla de sueños, sonrisas y lágrimas, de imaginación y algo más.

    Gracias Felix, precioso tu escrito, yo tambien recordé por un momento aquellas veces en las que abrí el buzón ilusionada, encontrando una carta dirigida a una niña feliz y soñadora.

     

    Bueno, cuánto halago a primera hora de la mañana, y hoy sin desayunar...

    Gracias Pilar. El placer es compartido sin duda. Anónima zamorana, como ya te dije, no pareces tan de interior. Como escribir me gusta, ando buscando huequecitos, aunque a veces no es posible, para sentarme y escribir, salga lo que salga, después de relecturas y rectificaciones varias.

    Gracias Inma también, el saber que te ha llevado (y a Laura) a revivir esa emoción tan "especial" para mí, ya me resulta más que suficiente.

    Qué alegría de comentarios, oye.

    Feliz viernes, mejor fin de semana.

     

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