IES Ramón J Sender
6 may 2009
En este IES de Fraga andan esta semana celebrando la Semana de la Comunicación y Expresión Oral. El centro está decorado con muchas, muchas versiones del grito más conocido de Munch y uno, al entrar se siente, de alguna manera, impactado por ello. En la biblioteca y delante de un cuidado fondo, me esperan dos aulas de segundo de la E.S.O. en un primer turno y otras dos en un segundo.
Llego para hablar de oralidad y, partiendo de la impresión del grito, recorremos el concepto de oralidad, que por cierto no está en el diccionario, de la mano de uno de mis álbumes preferidos. Ya se sabe de mi pasión por ellos así que de mi maleta salen hasta cuarenta más que se reparten entre el alumnado y profesorado asistente después de, uno por uno, hablar de lo mas destacado de ellos.
Repasamos los elementos básicos que participan en la comunicación oral y de ahí pasamos a hablar de la mirada y la gestualidad deteniéndonos en el lenguaje de las manos y del cuerpo y del rostro para llegar a la voz donde abrimos nuestros álbumes y compartimos en voz alta o baja o susurrando, una frase que nos haya gustado. Y luego rápido, y luego lento, y luego...
Llegamos a disfrutar incluso de los silencios. Hablamos también del vocabulario, de los registros, de la dicción, del orden de las palabras en las frases, de la responsabilidad de la persona que ora ante la persona que escucha, del mensaje, de la deformación del mensaje, de la escritura y sus ventajas y también de sus inconvenientes...
Lo pasamos bien entre risas y devenires. Cuarenta títulos algunos de los cuales conocían como El soldadito de plomo de Lóguez, o La historia de Erika, de Kalandraka.
Un placer que se alargó con un café compartido con Toni Martínez, responsable de mi estancia aquí (y qué dicha) y el personal de la biblioteca escolar (y qué lujo de biblioteca).
Segundo de la E.S.O. es una edad graciosa, sobre todo en primavera, pero en este instituto disfruté mucho de los grupos y sobre todo de observar como las chicas ya se van destacando al entender más rápidamente, o entender a diferencia de los chicos, muchos dobles sentidos e ironías. Un goce, insisto, que espero se repita aquí o en cualquier otro lugar.