El café El Siglo es uno de los bares que programa Ventura. Ventura y yo nos conocemos desde hace un montón de años y es conocido por la mayoría de los narradores. Es un programador de los que cuidan detalles y tiene un nosequé en la forma de tratar a la gente que provoca que le quieran. Majo donde los haya y enamorado de las historias, anda siempre buscando lugares donde se pueda dar espacio a espectáculos de la palabra. De su mano he visitado lugares míticos como El grito, de Usera, o el Reporter, un lugar donde la gente cenaba mientras tú actuabas. También La antorcha y varios más.

En este viaje me ha conseguido dos y del café del siglo me dijo que iría mucha gente y que el lugar era muy bonito. No se equivocó en nada. El café El siglo está ubicado en el barrio de Villaverde. Yo llego  el viernes 15, guiado por mi tomtom que en las grandes urbes me ahorra vueltas y kilómetros. El espacio es bonito, amplio y con gente desde el momento en el que llego, hora y cuarto antes de empezar. Conforme leo el periódico y tomo una cerveza, la gente va llegando, entre ellos gente querida como Isa y sus amigas, compañeras de trabajo como Paqui (con doce más), y gente que voy conociendo a través del facebook, como Raquel o  María que viene con su novio desde Alcalá. Entre le público también hay gente que viene por el correo y muchos convocados por Ventura, y otros por el propio local y sumando sumando, el plubicómetro de Ventura calcula en 125 la asistencia en su momento cumbre.

La primera parte fue genial. Los cuentos salieron sin pensarlo, a disfrutarlo porque el público entró enseguida en la dinámica y estaba atento y con ganas. La segunda el público también, pero en una parte de la barra se fueron acumulando ruidos y voces, tanto que tuve que cambiar el rumbo y optar por historias más cortas y sin silencios. Fue un gustazo contar en este local con una cúpula preciosa a la altura del techo, que poco a poco irá puliendo pequeños detalles para ser un lugar donde la palabra fluya de principio a fin. Ojalá pueda volver por allí en marzo o en mayo que regreso pro la capital.

Lo disfruté mucho y el público creo que también. Solo tengo esta foto que me manda Paqui, que me hice con su gente. El que casi no cabe no es que sea bajito ni se haya caído, es que casi no cabe.





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