Leo en Público una noticia tan alucinante como dura. En la que, encima, Escolar borda redactándola  a su manera, como solo sabe él hacer.

Parece un cuento de Dickens pero no sucedió en la Inglaterra del XIX sino en la Gandía del siglo XXI. Franns Melgar, boliviano, inmigrante, sin papeles, sin derechos, sin contrato, trabajaba de once de la noche a once de la mañana en una fábrica de pan por 23 euros al día: el precio de 23 baguetes. Hace unas semanas, una máquina le cortó el brazo y el patrón decidió que su culo era más importante que el brazo de Melgar, así que llevó a su obrero hasta cerca de la puerta del hospital, le pidió que mintiese sobre el accidente, tiró el brazo a la basura, limpió la sangre, limpió la máquina y siguió la producción. Parece que también limpió su conciencia. Dice el patrón, en declaraciones al diario Levante, que “toda la culpa fue suya” (de Melgar) porque “estaba borracho” (también Melgar). Los médicos intentaron reimplantar el brazo, pero no lo encontraron hasta varias horas después, rodeado de basura, cuando ya era tarde. A diferencia del obrero, del patrón no se ha publicado su nombre.
Dicen que la izquierda está fuera de su siglo porque ya no existe el proletariado. Es falso: los obreros de Dickens siguen ahí, igual que los abusos de algunos patrones, sólo que ahora se les llama sin papeles y no tienen derecho a voto. No existen, no son nada, no son nadie.
Esta tarde, antes de escribir esta columna, llamé al gabinete de prensa del Ministerio de Trabajo para intentar conseguir algunos datos importantes: qué multa paga un patrón que no contrata a sus trabajadores, cuántos accidentes laborales hay en España y cuántos de ellos afectan a inmigrantes sin contrato. No supieron contestarme. Su única respuesta: “Es que mañana es fiesta en Madrid”.
Ahí queda eso. Felices sueños.

2 comentarios:

    On 11/6/09 08:36 Rose dijo...

    Uffff.... sí es que es cierto eso de que la realidad supera a la ficción, sí. No creo que lavase su conciencia, supongo que directamente la tiró a la basura, junto con el brazo.
    ¿¡¡¡ Mañana es fiesta en Madrid!!!? No sé por qué digo que ya no me sorprende nada, si todos los días escucho/leo argumentos que me dejan de piedra...

     

    Probablemente la conciencia la hubiera tirado hacía tiempo. Me sorprende tanto que personas así puedan dormir tan tranquilas

    Este tipo de acciones van más allá de un comprotamiento civilizado, del desprecio por la convivencia, del respeto al de al lado.

    Preocupante diría yo, más que anecdótico

     

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