Yo creo que fue al poco de sacarme el carnet de conducir cuando se planteó un boicot a la Shell por pretender hundir una plataforma petrolífera en el océano. Se podía desmantelar pero era más fácil dinamitarla y que se perdiera en el gran azul. Ha sido uno de los boicots que más firmemente he seguido. Aún a día de hoy evito al máximo respostar o consumir, ni tan siquiera para a orinar, en las gasolineras de la Shell. Hoy, en otro blog que sigo con especial atención, me encuentro con esta noticia que copio y pego sin dejar de recomendar un paseo por el blog de su autor de vez en cuando. 10 Junio 2009
Delta del Níger: Shell paga por violaciones a los derechos humanos
Hace tres meses nos hacíamos eco en este blog el inminente comienzo del histórico juicio contra la petrolera Royal Dutch Shell, acusada de ser cómplice en la muerte del ambienalista Ken Saro- Wiwa. Una muerte que tuvo lugar en 1995 y a la que John Mayor, primer ministro de Gran Bretaña, calificó en su momento de “asesinato judicial”. Como señaló The Independent el pasado 29 de mayo: “Un caso que observan las juntas directivas para ver si las empresas con capital de EEUU, u operadas desde ese país, pueden ser halladas culpables por violaciones contra los derechos humanos cometidas en el extranjero”. Aunque hasta el momento Shell había negado cualquier relación con la muerte de Ken Saro-Wiwa y los otros ocho activistas que perecieron a su lado - cuya única actividad cuestionable había sido organizar manifestaciones pacíficas para protestar por la devastación del medioambiente perpetrada por la petrolera en el territorio ancestral del pueblo ogoni -, el lunes su posición parece haber cambiado radicalmente. Sus abogados aceptaron un acuerdo extrajudicial con los demandantes por 15,5 millones de dólares. Ken Saro-Wiwa Jr, hijo del activista asesinado y parte de la acusación, escribía ayer en The Guardian: La historia demostrará que este caso es un punto de inflexión. Lasmultinacionales ahora saben que hay un precedente, que pueden ser demandadas por violaciones a los derechos humanos en jurisdicciones foráneas.
Este es el primer y crucial paso de una larga ruta. A muchos otros ongonis se les ha negado justicia. La gente del delta del Níger todavía ve cómo sus vidas y sus tierras son destruidas cada día por el impacto de Shell y otras compañías petroleras.
Claro que fue el dictador Sani Abacha quien ordenó la ejecución, y que fueron sus militares quienes cumplieron esa orden. Claro que han sido las corruptas administraciones nigerianas las que han fallado al reprimir y postergar a su propia gente, en especial a los 300 mil ogonis que viven en el Delta del Níger. Pero pruebas de la connivencia de Shell con estos hechos no faltan. Desde que comenzara a funcionar en 1958 la región, la empresa no ha tenido ni un solo gesto de enmienda, de reconocimiento del daño ecológico y social que estaba causando.
Lo que lleva a preguntar - y sepan perdonar algunos la simpleza de los argumentos, ese "buenismo" congénito del que acusan a este blog -, no ya por los valores morales de los directivos de esta empresa, sino por su mera lógica estratégica. ¿Cuánto dinero hubiese costado satisfacer las demandas de los ogonis? ¿Tan imperioso resultaba elevar al máximo la cuenta de resultados? ¿Había fondos para sobornos a gobernantes, para pagar a mercenarios, pero no para reparar el daño sufrido por la gente humilde en sus tierras?
Como consecuencia de esta falta de miras, hoy tenemos que el Delta del Níger se ha convertido en una auténtica zona de conflicto armado, pues las manifestaciones pacíficas han dado paso a la violencia tras años de hastío.
La misma pregunta que uno se hace ante el informe publicado el 3 de junio de 2009 bajo el título: The True Cost of Chevron. Informe que muestra que los directivos de esta compañía están siguiendo una estrategia igual de nefasta y poco inteligente en algunas zonas de América Latina.