Ya pasó San Juan sin Úbeda
30 jun 2009
Úbeda es una ciudad preciosa que queda cerca de sus famosos cerros y de la mayor concentración mundial de olivares y olivares. Cada año, después de Guadalajara, algunos narradores nos acercábamos a esta localidad convocados por Malión, una asociación de gente maja, convencida y perseverante, y que coincidan estas tres condiciones juntas en un grupo pequeño de personas es todo un regalo. Como regalo es contar en Úbeda, por sus calles, sus patios, sus rincones. Un regalo para el que cuenta, un regalo para las personas que escuchan, un regalo para las calles, los patios, los rincones, la noche.
Siempre, después de contar, venía la cena, llena de ganas, de risas, de abrazos, de fotos, de más risas, alargando la noche con una vecina que se encargaba de gritarnos la hora para que no nos desorientáramos.
Úbeda es mágica, como su sierra. Y más mágica la hacían las palabras que en ella se daban todas las noches mágicas de San Juan, con un propósito, que la Tragantía no bajara de su morada, en las mazmorras del castillo de Yedra, para seducir a los niños y niñas con su voz y devorarlos.
Soy la Tía Tragantía, hija del Rey Baltasar, y quien me oiga cantar no verá la luz del día ni la noche de San Juan.
Han paseado por sus calles muchos narradores, y narradoras. se han escuchado y quedado en sus casas y habitantes muchas historias y cuentos.
Este año, el silencio se apoderó de Úbeda. La falta de apoyo político a una iniciativa de una asociación cultural, que éste hubiera sido su décimo año celebrando una tradición ancestral y acumulando seguidores de un festival bello en una población bella. Falta de apoyo significa falta de interés. Y falta de interés por una actividad del pueblo, por parte de los políticos, les hace muy poco políticos. Ojalá la Tría Tragantía baje de su morada y, en vez de niños y niñas, devore a profesionales de la política que no escuchan más allá de sus intereses personales y sus guerras partidistas.
Este año yo queria contar en Ubeda. Quizás porque llevo sangre andaluza en mis venas y, cosa curiosa, aunque nacida en Valencia, me siento más de esa tierra de olivos interminables, de gracia y salero.
No ha podido ser. De nuevo, la cultura de la incultura por la que se rigen los poderosos ha cerrado las puertas a otra actividad maravillosa.
Deberiamos de manifestarnos a las puertas del Ayuntamiento contando. Creando una cadena de palabras, de historias para demostrarles que en übeda se cuenta, a pesar de la ignorancia, prepotencia y arrogancia de los que allí pretenden mandar.
Yo me apunto.
Estoy harta de que iniciativas como esta no puedan continuar por culpa de la falta de apoyo de los poderosos. En Alicante estamos igual.
Se os ha echado de menos, no lo dudes. Ojalá el próximo año vuelvan las aguas a su cauce y las administraciones se apliquen el 'cuento'.
Saludos.
Pues venga venga, a apuntarse.
Este año, Alberto, también echaremos de menos tus fotos. Espero que sea silencio de un año nada más y el año que viene los cuentos inunden las calles de Úbeda de nuevo, como ya era casi costumbre.