Taller de iniciación en La Cúpula
30 jun 2009
La Cúpula es un espacio del que mis amigos Luis y Ana, me habían hablado mucho. Decían que seguro me interesaba por dos aspectos: primero la construcción en sí y segundo como espacio. Estaban en lo cierto. La construcción de una cúpula geodésica de diez metros de diámetro con una estructura de madera y forrada y cerrada con un machihembrado del mismo material me pareció impresionante. La altura, el corretear del aire dentro que aliviaba sobradamente los treinta y dos grados que marcaba el termómetro y su sonoridad fueron más que suficientes para desarrollar el curso muy confortablemente. Como espacio resaltar su situación en un lugar tranquilo y que permite pasear por fuera en cualquier momento echando un vistazo a un no muy lejano Mediterráneo. Manolo y Gema son los amables dueños de este especial espacio en el que disfruté compartir el curso de iniciación a la narración con ocho personas durante el sábado entero y el domingo casi.
Nieves, Inma, Ricardo, Carmen, Miriam, Gema, Laura y Abel vinieron con muchas ganas de aprender y pasarlo bien. Creo que a lo largo del fin de semana logramos las dos cosas. Yo el que más, claro.
Compartir pasiones fue la tónica: la pasión por los cuentos, por el contar, por el dejarse llevar por la voz, por elegir las palabras, por seducir con la mirada, con los gestos, por el buscar la historia, crear las imágenes, los sonidos, los aromas, dotar a cada personaje y cada paisaje de un aroma para después poder contarlo hace más grande este oficio. Escuchar lo que opina cada una de esas ocho personas de cada uno de estos aspectos amplía la mirada, las perspectivas y las ganas de seguir investigando, buscando y con ello creciendo en este arte. Hacer grupo y tocar levemente los aspectos que intervienen en la narración somete al curso a un ritmo vertiginoso en el que queda poco tiempo para largas conversaciones a pesar de que la mayoría de ellas merecerían dedicarles una mañana entera por no darles un día que también lo llenaría.
Descubrir los entresijos de la palabra, las particulares imágenes de un solo cuento, escuchar y compartir las distintas visiones de cada cuento es todo un lujo que uno no puede dejar de disfrutar. Y encima eran majas más que majos, y no es que los chicos no lo fueran, pero ellas ganaban en número. Compartimos dudas, álbumes, ejercicios, risas, gritos, miradas, tortillas, cervezas, ensaladas y ensaladillas, más risas, alguna lágrima, palabras, fotos, más álbumes, más dudas, sueños y algún trocito de vida. Y es verdad, uno se queda con ganas de más y, con suerte habrá más. Quién sabe si en octubre o noviembre, pero casi seguro que en otoño nos volvemos a ver.
Un lujo que agradezco uno por uno, una por una, a los asistentes al curso. Todo un lujo placentero y un placer de lujo. Y encima, cerca de casa.
No veas cómo me has puesto de largos los dientes.... Aisss, qué penita no haber podido ir. Me alegro que disfrutaseis tanto como cuentas.
Abrazos.
Parece un lugar maravilloso. Y parece que el ambiente no lo fué menos.
Envidia me habéis dado, ainsssss...
Fue genial, sí. Lo pasamos realmente bien y el espacio era alucinante, como veis un poco en las fotos. Gracias por los comentarios